El maestro de la “comedia a la italiana”, Dino Risi, recibió ayer un León de Oro a su carrera en el 59º Festival de Venecia, y no perdió la ocasión para disparar su reconocido humor feroz, que parece haberse acrecentado con los años. La distinción fue entregada a Risi por Alessandro Gassman, hijo del genial Vittorio, que tantas veces le dio brillo a sus films, y por la escultural Monica Bellucci. La ceremonia de ayer se destacó además por la primera huelga de fotógrafos en la historia de la Mostra. Los trabajadores se negaron a registrar el evento.
Luego de la proyección de Il Sorpasso, que él mismo eligió como su largometraje más representativo, y que tuvo diez minutos de aplausos para el director, Risi convocó a una conferencia de prensa en la que dejó lucir su ironía. El cineasta disparó dardos contra todos, desde ilustres colegas como Luchino Visconti y Michelangelo Antonioni hasta sus actores preferidos como Alberto Sordi y el mismo Gassman. “El mundo del cine se divide entre directores geniales y directores cretinos. Los geniales son un poco aburridos porque hacen siempre lo mismo. Yo creo ser un cretino con un poco de talento, el que basta para haber realizado cuatro o cinco films buenos. Además, los cretinos son una muchedumbre y a mí me gusta estar en compañía.” Ante una consulta sobre los trabajos de los realizadores Roberto Benigni y Nanni Moretti, Risi contestó que La vida es bella (de Begnini) le gustó mucho mientras que La stanza del figlio (Moretti) le pareció “falsa”. “A un director que siempre ha hecho películas sobre sí mismo, no se le puede creer cuando llora la muerte de un hijo. Además, Moretti es uno que se ama demasiado”, agregó. Para Risi, el público “no es una masa informe sino una suma de individuos. Si una película gusta a millones de personas, debe haber una razón. En cambio, el crítico tiene en su mente un film propio, pero no es capaz de hacerlo y quiere que los que saben lo hagan. Y si no sale parecido al suyo, lo demuelen”.
Risi recordó que a la crítica de izquierda no le gustaban las películas cómicas y apreció la “comedia a la italiana” recién cuando ésta estuvo muerta y sepultada. Sobre Antonioni, Risi sostuvo que es un ejemplo para los jóvenes “porque a los 90 años acaba de rodar un film”; de Visconti dijo que “hizo al menos una película horrible, Bellissima”; de Gassman afirmó que “era un gran actor de teatro con una bella voz y gustaba mucho a las maestras”. Y completó: “Era simpático, sensible, inteligente, pero la depresión lo devoró poco a poco y ahora está muerto, como lo están Fellini, Mastroianni, Tognazzi. Todos menos yo. A veces me pregunto por qué, pero creo que muy pronto me reuniré con ellos”.
En cuanto a la competencia oficial y la sección “Controcorrente”, la intolerancia política y racial fue el signo más destacado de la jornada de ayer. Esa temática recorre Führer ex, el debut como realizador de Winfried Bonengel, que hasta ahora había frecuentado el ámbito de los documentales. Uno de ellos es el origen de esta película, que aborda el caso de dos jóvenes de la Alemania del Este que desean escapar del régimen comunista en 1986, pocos años antes de la caída del Muro de Berlín. Las humillaciones que sufren los convierten en activistas neonazis, y es ese camino (del comunismo al nazismo) el que intenta transitar el film. Por su parte, la española Chus Gutiérrez presentó en la sección “Controcorrente” la película Poniente, una mirada descarnada sobre la situación de los inmigrantes en el sur de España.