DEPORTES
› ESPECTACULAR PRODUCCION COLECTIVA DE INDEPENDIENTE
Siete goles y una gran fiesta
Colón y el pobre Irigoytía pagaron las consecuencias de una noche de inspiración colectiva del equipo de Gallego. Tres goles (y medio) de Silvera y actuaciones sobresalientes de Insua, Montenegro y Cía.
Independiente, con matices lujosos en su funcionamiento, humilló anoche a Colón con una goleada por 7-1, en Avellaneda, y se convirtió, al menos hasta mañana, en el único puntero del Torneo Apertura. El conjunto de Gallego, único invicto del certamen, construyó un festival de fútbol y goles a cargo de Andrés Silvera, en tres ocasiones, el uruguayo Javier Delgado, en contra, Daniel Montenegro, Leonel Ríos y Emanuel Rivas. El equipo de Avellaneda alcanzó los 17 puntos y superó por dos a Central, que hoy recibirá a Vélez en otro adelanto de la séptima jornada.
Independiente, aunque tuvo pasajes vistosos de juego, fue un equipo práctico, que demolió a Colón al ejecutarlo en las tres situaciones que generó en el primer tiempo. La primera de ellas, ocurrida a los 14 minutos, devino de un centro con dirección al arco conectado por Serrizuela desde la derecha que el uruguayo Delgado introdujo en su propio arco. Ese gol le quitó presión al equipo de Gallego, le facilitó el camino y cambió abruptamente el rumbo de un partido que había comenzado favorable a la visita, con una clara opción a los 7 minutos que Carignano no supo resolver, tras eliminar al arquero Albil.
Pero Colón, con la desventaja, perdió el control, quedó expuesto a los pelotazos precisos de Serrizuela y no pudo evitar que Montenegro se juntara para jugar con Insúa, Guiñazú y Silvera. Cuatro minutos después de la apertura, Montenegro convirtió el segundo con un derechazo de media distancia que Irigoytía, adelantado, amortiguó con sus manos sin poder evitar que traspasara la línea de gol. Los santafesinos insinuaron una reacción y estuvieron a tiro del descuento pero el travesaño se lo negó a Delgado a los 28 minutos, cuando reventó el travesaño. Para colmo, Silvera, poco antes del descanso, selló el tercero en la primera gran jugada colectiva tras un brillante habilitación de Montenegro. El resto, todo el segundo tiempo –sobre todo a partir del golazo de Ríos– no fue sino jugar y tocar y cantar. Fiesta y sueño con los ojos abiertos.
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