DEPORTES • SUBNOTA › DECIDIó SU RETIRO AL CAER
› Por Daniel García Marco
Desde Wimbledon
“Fue lindo, hermoso, pero hasta aquí llegué, basta de sufrimiento.” Así escribió ayer aquí su epitafio tenístico Agustín Calleri, forzado a adelantar su adiós por los problemas físicos que sufre. Con Calleri, de 32 años, dice adiós el primer miembro de una generación de tenistas que dio gloria al tenis argentino en la última década: junto a Juan Chela, Gastón Gaudio y Mariano Zabaleta avanzaron lo que luego continuaron Guillermo Coria, David Nalbandian y José Acasuso.
“Se va el primero de una gran camada que llega a su fin y que ha dado muchos triunfos al tenis argentino –dijo Cañas–. Es el final de una etapa.” Sin Calleri, con Cañas y Chela en la última fase de su carrera, con Gaudio y Coria fuera de juego y Nalbandian recuperándose de una seria lesión de cadera, Juan Martín Del Potro queda como máximo exponente –y casi único hasta que se recupere Nalbandian– para continuar con los éxitos.
“El físico me está echando”, aseguró Calleri con una bolsa de hielo sobre su dolorido hombro derecho tras caer en la primera ronda ante el español Guillermo García–López por un claro 6-2, 6-3, 6-2.
“¿Para qué seguir así?”, se preguntó el jugador, que ya tenía previsto que 2009 fuera su último año en el tenis. Los problemas en el hombro y en la pierna, agravados por el ciático, lo empujaron a adelantar su decisión.
“Quería irme de otra manera, disfrutarlo. Pero no pude, mejor me voy a mi casa, con mi familia”, aseguró apesadumbrado. “Estoy perdiendo con cualquiera. Se me acabó la nafta. Todo tiene un final”, agregó triste pero sereno tras anunciar una decisión consensuada con su familia.
Calleri apenas ganó tres partidos en lo que va de 2009 y ocupa el puesto 148 del ranking mundial. En su carrera sumó dos títulos y llegó a ser el número 16 del mundo. Quiere, en todo caso, salir puntualmente de su retiro el año que viene para despedirse de manera definitiva en Buenos Aires y Acapulco, donde ganó su primer título y donde tiene asegurada una invitación.
Todavía le duele la final perdida de la Davis, en Mar del Plata. “Fue una mezcla de desilusión, de tristeza. Hubiera sido lindo ganarla, pero nos cagaron a palos”, dijo recordando el juego de Feliciano López y Fernando Verdasco. “Estuve dos semanas sin dormir. Me costó olvidarlo uno o dos meses”, admitió pasado el tiempo de una final en la que lamentó los problemas internos en el equipo del que formó parte.
No descarta trabajar en el campo y su sueño es fundar un club de tenis en Río Cuarto. “Voy a pasar de una buena a una muy buena vida”, dijo. Todo menos estar alejado del tenis, al que espera que no se dedique su hija y en el que asegura que se llevó bien con todos. “No fui problemático”, subraya. “Una excelente carrera y una excelente persona”, lo alabó Juan Mónaco.
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