“Fue un milagro más de San Palermo.” La frase le pertenece a Diego Maradona y la dijo tras el gol a Perú en las Eliminatorias, el mismo día en que destacó que le había dicho al goleador, como única indicación, que entrara y arreglara la situación. “Mascherano, Jonás (Gutiérrez), Bolatti y Palermo ya están en la lista del Mundial”, se entusiasmó el entrenador tras la clasificación en Uruguay. Esa emoción bajó a “Palermo tiene el 80 por ciento del pasaje a Sudáfrica” luego del partido del 10 de febrero ante Jamaica, cuando el delantero comenzaba a sufrir algunos cuestionamientos en Boca. Con el correr de los días, a través de su círculo áulico, Maradona hizo saber que la convocatoria del goleador es una de las dudas que mantiene para la lista definitiva.

Sin embargo, la citación (o no) del máximo goleador de la historia de Boca es la que menos incógnitas debería plantearle al seleccionador a poco más de un mes del Mundial. Y, obviamente, sin darle relevancia a su actuación de anoche frente a la entusiasta selección de Haití. Si en la cabeza de Maradona, para una situación límite, con una extrema necesidad de conseguir un gol, hay que apelar a “San Palermo”, el llamado al goleador es imprescindible. Apelando a una frase maradoniana, la lista debería ser Palermo + 22. Es el mejor talismán posible y está acostumbrado a esas hazañas, más místicas que futbolísticas, más cercanas al mito que a la razón. ¿O acaso, antes de aquel partido con Perú, alguien no pensaba que el gol salvador lo iba a convertir Palermo si el trámite se complicaba? O más acá en el tiempo ¿quién no se imaginó que iba a convertir un tanto decisivo (e insólito) cuando la hinchada de Independiente le gritó “Palermo...//Palermo...” al perrito que se metió en el terreno de juego?

Pero si las dudas pasan por el momento futbolístico del 9 de Boca, ahí las incógnitas deberían estar disipadas. Con el presente de los delanteros seleccionables en las diferentes ligas europeas, el nivel actual de Palermo ni siquiera amerita la comparación. Y ante defensores de nivel mundial, atléticos y acostumbrados a un roce y a una velocidad diferente a la del medio local, las actuales limitaciones físicas del goleador quedarían aún más expuestas. Por eso, Maradona debería apelar a su intuición para decirse si pesa más la realidad futbolística o el talismán San Palermo.