¿Diego Maradona está más cerca de renunciar que de continuar al frente de la Selección? Lo que se percibe por estos días, con la herida de la eliminación todavía fresca y lacerante, es que la posición dubitativa de Maradona puede no ser tal sino enmascarar una voluntad negociadora. De todas formas, mientras el Mundial prosiga por su andarivel, con las semifinales a partir de hoy y la final el próximo domingo, Julio Grondona, el único que hace y deshace en la AFA, permanecerá consagrado a sus deberes en la multinacional del fútbol, la FIFA, y por lo tanto sólo habrá aproximaciones a la resolución del caso.

Si Maradona insiste en que quiere dar un paso al costado, desde su entorno mandan señales sobre la voluntad de persuadirlo para que cambie su postura y se mantenga al frente del equipo. Pero no significará lo mismo para el futuro de la Selección que el entrenador acepte mansamente la oferta que Grondona le formuló en el mismo vestuario derrotado, la de sostenerse hasta la Copa América 2011, que si rehúye una y otra vez la definición. Con el reloj en movimiento, con la fecha FIFA del 11 de agosto en ciernes –porque la Selección, pese a la eliminación en el Mundial, continúa siendo el principal activo de la AFA– el tiempo que se consume puede jugar a favor del astro.

Grondona se encuentra, como en general, en una situación en la que no corre riesgos. Si Maradona decide mantener su palabra y se automargina del seleccionado, el pope de la calle Viamonte le estrechará la diestra, le agradecerá lo hecho y mantendrá el record de no haber echado nunca a un entrenador del equipo nacional, de lo que se ufana. Será la hora de un reemplazante. Gerardo Martino, Miguel Angel Russo (se sugiere que perdió posiciones, cuando era uno de los preferidos de Grondona, quien lo recomendó a Racing), Alejandro Sabella (quien aún no arregló su continuidad con Estudiantes) o el inefable Ramón Díaz son los nombres que ayer circulaban como eventuales candidatos.

Pero si Maradona se entrega cándidamente a su deseo, si renueva el sueño que lo ha desvelado tanto tiempo, y finalmente acepta dirigir a la Selección hasta la Copa América, Grondona se frotará las manos, a causa de dos evidentes circunstancias:

1 Podrá imponerle las condiciones que considere menester, como hizo con Bielsa tras la renovación de 2002. Se sabe de un sinnúmero de detalles de lo que sucedió en la concentración de Pretoria que le cayeron mal al hígado del veterano caudillo, entre ellas la normalidad con la que Oscar Alfredo Ruggeri cruzaba el cerco del comando maradoniano.

2 No escapa al cálculo el fabuloso recibimiento que el hincha llano de la Selección les tributó a Maradona y su equipo el domingo, en Ezeiza. Se viene la Copa América en la Argentina, y otra selección maradoniana estaría en condiciones de reproducir otro romance que lleve multitudes a los estadios y genere otro estado de gracia colectivo, traducible en indudables beneficios.

Después, es improbable que Maradona soporte un ciclo de tres años hasta Brasil 2014 sin chispazos, choques o enfrentamientos. Las Eliminatorias prometen ser más livianas sin el concurso del organizador del Mundial, pero a esa altura se estará esperando del entrenador el apego a un proyecto que está por verse si existe.