DEPORTES
• SUBNOTA › UN CAMBIO DE ESCENARIO QUE NO FUE BENEFICIOSO
Cancha nueva y con problemas
Por A. G.
El estreno de la casa nueva no fue lo esperado. Si bien se dio el marcador deseado y la convocatoria de público resultó óptima con más de 7 mil personas, el debut del estadio en River dejó varios puntos oscuros, que deberán ser tomados en cuenta para futuros eventos. Más allá de la nostalgia que pueda producir que una serie de Copa Davis no se juegue en el calor del Buenos Aires Lawn Tennis, algunos de los problemas que se plantearon ayer en River sobrepasaron lo tolerable para un acontecimiento de esta jerarquía.
Un problema llamativo fueron los accesos a las tribunas, muy pocos y demasiado estrechos para la gente que se movilizaba. Así, el simple hecho de salir del estadio para comprar una gaseosa significaba perderse varios games de partido, ya que un cambio de lado no alcanzaba para que la cantidad de personas que se aglomeraban en las escaleras pudiera reubicarse en ese tiempo. Tampoco resultaron suficientes la cantidad de baños químicos instalados, lo que motivó largas colas de espera.
La lluvia que cayó por la mañana también pudo provocar otro problema. Es que las planchas de madera como improvisados caminos sobre el césped no alcanzaban para la cantidad de público que circulaba. Por suerte, como la lluvia paró, el fuerte viento sirvió para que el pasto (o lo que quedaba de él) se secara y el piso no se terminara de transformar en un pantano. Ni qué hablar con lo que pasaba en el court. Schuettler se quejó en el arranque de su partido por lo intransitable que estaba el sector del saque. En eso conspiró el poco tiempo de asentamiento que tuvo la cancha.
Más simbólicos resultaron algunas otras cuestiones. “La cancha estaba bien y me encantó que estuviese llena, pero sigo insistiendo que me hubiera gustado jugar en el Buenos Aires porque es la tradición. De chiquitos queríamos jugar siempre ahí”, dijo Gastón Gaudio. Y en el clima se sintió. Más frío que de costumbre, el público tardó mucho en calentarse. Es cierto que la facilidad con que ganó Gaudio no ayudó para ello, pero a lo largo de la tarde se encendió muy pocas veces. Apenas durante el tie break del segundo set de Nalbandian y en parte del tercero. Pero entre lo abierto que es el estadio y el espacio que hay entre la cancha y las tribunas, el ambiente es muy diferente al que se logra en el Buenos Aires, mucho más cerrado y acústico. Habrá que acostumbrarse, ya que la próxima serie, ante República Checa o Rusia, se jugará en este escenario.
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