El defensor argentino de la selección estadounidense de fútbol, Pablo Mastroeni, afirmó ayer que saldrá a la cancha del estadio Orange Bowl de Miami “con el corazón partido” por tener que enfrentar al seleccionado argentino en un amistoso. “Mi papá me dijo que lo ideal es que el partido termine empatado y que yo juegue bien”, dijo Mastroeni, en referencia al partido que cerrará la gira del conjunto nacional. En lo que seguramente no estarán de acuerdo Mastroeni y su padre es en sus simpatías hacia equipos argentinos, ya que mientras el astro de los Rapids de Colorado es hincha de Boca, su padre es de River.
La familia de Mastroeni emigró hace más de veinte años de Argentina hacia Arizona, donde Pablo creció como cualquier joven estadounidense, ajeno al fútbol. Sin embargo, cuando Argentina conquistó la Copa del Mundo en México ‘86, con Diego Maradona como capitán y figura estelar, su familia festejó a más no poder en Arizona y, a partir de entonces, la vida cambió para el joven Pablo. Luego de destacarse en el programa de fútbol de la Universidad de Carolina de Norte, jugó cuatro años para el Fusion de Miami, en la liga profesional de Estados Unidos, hasta que el equipo de ese club desapareció en el 2000.