DEPORTES
• SUBNOTA › POR EL MONUMENTALITO DE RIVER
Siguen las quejas
› Por Ariel Greco
El debut del “Monumentalito”, el estadio especialmente montado en River para albergar la Copa Davis, no había sido afortunado en la serie ante Alemania. Inconvenientes organizativos, escasa cantidad de baños, problemas por la poca cantidad de salidas e ingresos al estadio y algunas otras cuestiones menores opacaron su presentación en sociedad. A eso se le sumaba la oposición de los nostálgicos, que casi consideraban una herejía abandonar el mítico court central del Buenos Aires Lawn Tennis para jugar en una cancha semipermanente ubicada a menos de 15 cuadras.
Ante la situación planteada, el match ante los rusos aparecía como una prueba de fuego de cara al futuro del nuevo escenario. Y por más que muchos aspectos organizativos mejoraron de manera ostensible respecto de la serie ante Alemania, también es cierto que aún hay condiciones que no son las ideales para un espectáculo de esta envergadura. El crecimiento en la capacidad del estadio, que pasó de las 8 mil localidades a las casi 10 mil, también posibilitó el aumento de las escaleras para acceder a las tribunas, lo que evitó un poco las aglomeraciones que se habían sucedido en febrero, pero la estructura sigue teniendo deficiencias para la desconcentración.
Otro de los inconvenientes se planteó en la cabecera norte. Apenas se inició el encuentro entre David Nalbandian y Nikolai Davydenko, la capacidad de la tribuna se colmó. Sin embargo, todavía había muchas personas afuera, que tenían su entrada para ingresar en ese sector. A medida que el público se agolpaba, las quejas iban en aumento. Tanto que hasta Nalbandian se dio vuelta antes de un saque para observar lo que ocurría a sus espaldas y el umpire se vio obligado a repetir los pedidos de silencio y de que la gente no se moviera durante los puntos. Por eso, los perjudicados que debían permanecer parados expresaron su bronca y centralizaron sus gritos en el titular de L’egalité, Fernando Marín. “Marín/hijo de p...”, cantaron hasta que algunos miembros de la organización los fueron a buscar y los condujeron hasta otro sector del estadio.
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