“Siento el vacío en mis pies y por un momento pienso que soy inmortal, que todo depende de mí y de la soga que me sostiene. La soga me mantiene atado a la realidad. La soga me sube y me baja. Quiero recordar cuándo empezaron estos pensamientos suicidas. Cortar la soga sería cortar todo, caer al vacío y aplastarme contra el piso y morir. Limpiar los vidrios del edificio es como una lección de realidad para todos. Creo en un espejo gigante que refleje nuestra sociedad, por eso siempre quiero que reluzca para que ellos puedan ver el reflejo de la mierda que son. Todos los días limpio. Todos los días veo el reflejo de mi cara pálida brillando sobre el vidrio espejado.”

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“A veces pongo las manos sobre el vidrio y puedo ver hacia adentro. La semana pasada puse las manos y la vi a ella. Creo que se llama Sonia o Sandra o algo así. Limpia en el turno de la mañana temprano antes de que todos lleguen. A Ferreyra no le gusta porque dice que tiene pinta de boliviana. A mí sí me gusta Sonia o Sandra porque cuando se ríe le brillan las fundas doradas de sus dientes. La semana pasada miré hacia adentro y ella estaba pasando la aspiradora en el segundo piso y vi que sonreía. Sola. Para ella. Creo que no me vio. No puedo olvidar el brillo de la funda de sus dientes. Me gustan las cosas que brillan. Por eso limpio vidrios. Ella hace lo mismo ahí adentro. Limpia lo que está sucio, la mierda que dejan los otros.”