Los estadios del Mundial siguen siendo un dolor de cabeza para la FIFA, que admitió que tres de ellos –incluido el de San Pablo, donde se jugará el partido inaugural– no estarán listos en el plazo límite del 31 de diciembre, fijado por el propio ente rector. Este diario había revelado, la semana pasada, el caso del estadio de Cuiabá, que se prevé tenerlo listo recién para mediados de enero; la FIFA confirmó además que el estadio de Curitiba tampoco estará disponible con el nuevo año.

En el caso de San Pablo, donde un accidente con una grúa la semana pasada causó la muerte de dos obreros y destruyó parte de las instalaciones del Arena Corinthians, la FIFA confía en que las obras se completen a tiempo de prepararlo para la ceremonia de apertura.

“No estamos en una crisis hoy en la que necesitemos buscar otros estadios para la apertura”, aseveró Valcke. “Estamos confiados en que será entregado a tiempo, no digo a fin de este año, pero a tiempo. Todavía esperamos el informe final, pero estamos en discusiones técnicas con la empresa responsable de la construcción y sabemos que habrá tiempo para alistarlo, según la fecha en que reciban la luz verde para completar la obra”, agregó el dirigente de la FIFA.

Valcke admitió que tampoco serán entregados a tiempo el estadio de Cuiabá, como se anticipó la semana pasada, y el de Curitiba, la capital del estado de Paraná. Allí, problemas presupuestarios y dificultades para obtener nuevos financiamientos del organismo estatal de fomento de Brasil (Bndes) provocaron que el estadio sólo pueda ser entregado a fines de febrero. Blatter minimizó las demoras y aseguró que tiene “fe y confianza” en que Brasil realizará “un gran Mundial”. “Hay algunos pequeños retrasos en la construcción de estadios, pero podemos cerrar los ojos y decir que está todo listo.”