Antes de cada torneo internacional, la participación de Suecia aparece como una incógnita. Capaz de cumplir actuaciones importantes como el tercer puesto en el Mundial ‘94 y semifinalista en la Eurocopa ‘92, o provocar fracasos rotundos, tal las eliminaciones en primera ronda en Italia ‘90, en la Euro 2000 y no llegar al Mundial ‘98, este equipo de Suecia no parece ser una excepción. Si bien es mirado con desconfianza por lo que pueda rendir, tampoco asoma como un rival de riesgo para un equipo con aspiraciones de ganar la Copa del Mundo.
Suecia sorprendió en las Eliminatorias con una sólida tarea. Si bien tuvo un grupo clasificatorio muy sencillo –Turquía, Eslovaquia, Macedonia, Moldavia y Azerbaiyán–, ganó ocho de sus diez partidos, fue el equipo de mejor rendimiento en el continente y uno de los primeros en asegurarse su lugar en Japón y Corea luego de un resonante triunfo en Estambul. Su juego se basó en la seguridad defensiva –apenas recibió tres tantos– y en la envidiable efectividad de su goleador Henrik Larsson, el máximo anotador de Europa en la temporada 2000/2001 con el Celtic Glasgow. El arquero Magnus Hedman, reemplazante del legendario Thomas Ravelli, cuenta con una larga trayectoria en el Coventry inglés y también es una de las columnas en las que se sostiene el equipo. El otro hombre clave en la formación es el zaguero Patrick Andersson, campeón de Europa con el Bayern Munich y actual jugador del Barcelona.
Como todo conjunto nórdico, la influencia del fútbol británico ya es una marca registrada en su juego. La mayoría de sus jugadores tiene experiencia en aquellas tierras, e incluso para muchos analistas el fútbol que practica Suecia es más británico que el propio de Inglaterra. Además, Tommy Soderberg y Lars Lagerback, la dupla técnica que dirige al equipo desde la frustrante participación en la Euro 2000, mantiene vigente aquella tradición. Conscientes de la limitada capacidad creativa, los entrenadores se preocuparon por conformar un poderoso bloque defensivo, donde la concentración y la capacidad colectiva son las principales virtudes que se pueden rescatar. Así consiguieron armar un equipo duro, difícil de superar, aunque con pocas posibilidades de desequilibrio.
Una alternativa para paliar ese déficit puede ser la inclusión del juvenil Zlatan Ibrahimovic. El delantero de 19 años pasó el año pasado del Malmoe al Ajax holandés en una cifra record para el fútbol sueco. Por más que hasta el momento no se ganó un lugar entre los titulares, su presencia en el equipo es reclamada por muchos aficionados. La excesiva dependencia de los goles de Larsson y de la dinámica de Fredrik Ljungberg, volante del Arsenal, hacen pensar en Ibrahimovic como una buena posibilidad para modificar desarrollos desfavorables. Otro valor para tener en cuenta es el volante central Tobias Linderoth, un jugador que todavía se desempeña en el Stabaek de Noruega a pesar de pedidos de Italia e Inglaterra.
Como los restantes integrantes del “Grupo de la muerte”, los suecos también lamentaron su inclusión junto a ingleses, nigerianos y argentinos, aunque Soderberg y Lagerback confían en las posibilidades de sus dirigidos. Por más que consideran al conjunto de Bielsa como el principal candidato a ganar el Mundial, los conductores suecos están convencidos de que pueden superar a Inglaterra y a Nigeria. De esa manera, según sus cálculos, llegarían al último partido ante Argentina (el 12 de junio, en Miyagi) ya clasificados y con la única responsabilidad de definir el primer lugar del grupo.