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Toda la pasión y el color de una ciudad que vivió una cita histórica
El fuego de la pasión futbolística se encendió a pleno cuando los dos equipos ingresaron al campo de juego: Once Caldas, cobijado por el calor de los aplausos de una multitud, y Boca, reconfortado por el amor de unos 500 hinchas que llegaron a Manizales para apoyar al campeón de América y del mundo.
El estadio Palogrande estuvo colmado por 40 mil enfervorizados fanáticos que le dieron vida a un clima festivo por momentos, tenso por otros, pero al fin, como cualquier final de la Copa Libertadores. La pasión estuvo en su máxima expresión así como la ilusión por quedarse con el título. El blanco, rojo y verde lució en todo el escenario, menos en un sector especialmente cedido a los simpatizantes de Boca, quienes, como es habitual, dijeron presente con banderas de Budge, Cipolletti, La Plata, Mar del Plata, Rosario y, por supuesto, la infaltable presencia de Diego Armando Maradona, homenajeado en un lienzo que se agitaba cada vez que Boca atacaba.
Los vendedores ambulantes hicieron su negocio al cotizar las remeras del Once, con precios que llegaron hasta casi los 50 dólares. En tanto, las de Boca costaban unos 70 dólares, pero Juan Bedoya, el vendedor proveniente de Pereira, no tuvo demasiado éxito. Es que la consigna de todo Manizales era poblar las tribunas con sus colores favoritos. Por eso, la denominada “barra del holocausto” puso una camiseta gigante en el campo de juego, una hora antes del comienzo del partido. Entonces el estadio estalló de alegría.
La casaca tenía una inscripción que decía simplemente “Gracias Once, la barra del holocausto”. Esta simpática barra blanda, la más numerosa, es conducida por el concejal José Sebastián Gómez, actual estudiante de derecho que cobra 62 dólares por cada sesión a la que asiste. Es que en este distrito se paga solamente por sesión asistida. Luego, un potente parlante comenzó a arengar a la concurrencia y el himno de Caldas se entonó con fervor casi patriótico, mientras los hinchas contaban del uno al once para arengar a sus jugadores. Del otro lado, sólo se oía el hit del momento de los hinchas de Boca: “El otro vez será Gallina / otra vez será”.
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