DEPORTES
• SUBNOTA › ES EL PRINCIPAL ACCIONISTA
Misterioso Amoudi
Por G. V.
La Elmtree Investment Company Limited, registrada en las islas Vírgenes Británicas, posee el 48 por ciento de las acciones de Blanquiceleste SA. Su dueño, el misterioso accionista principal de la gerenciadora de Racing, es el jeque Mohammed Hussein Al Amoudi, un etíope multimillonario cuya renta principal proviene del petróleo, tal como reveló este diario el lunes.
Entre otras compañías dispersas por el mundo, Al Amoudi controla la más importante petrolera sueca, Preem Petroleum AB, y no es ajeno al mundo del fútbol: fue condecorado el 23 de septiembre de 2004 por Joseph Blatter, el presidente de la FIFA. El dirigente le entregó la Orden del Mérito por su labor a favor del fútbol etíope, distinción que no sólo fue apoyada por la federación de su país; también acompañaron la idea Kenya, Sudán, Uganda y Ruanda.
Su fortuna se calcula en 1500 millones de dólares. Mohammed Hussein Al Amoudi nació en Weldia, Etiopía, hace 58 años. En 1965 emigró a Arabia Saudita y se hizo ciudadano de ese país, una condición que, tras el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York, se convirtió para el jeque en un salvavidas de plomo. Porque le significó más de una acusación como presunto financista de la red Al Qaida de Bin Laden, el enemigo público número uno de los Estados Unidos. No obstante, salió ileso de las investigaciones preliminares que lo incriminaban y hasta querelló a varios medios norteamericanos que lo denunciaron y luego se vieron obligados a publicar sus retractaciones.
Inicialmente se dedicaba al negocio de la construcción, aunque se diversificó tanto que controla compañías de petróleo, turismo, bancos, industrias del acero, cuero y agro, plantaciones de café y de té y bebidas cola. Es el empresario más poderoso de su país y, sin su respaldo, la selección Sub-20 de Etiopía nunca habría jugado el Mundial de la categoría que se disputó durante 2001 en la Argentina. Se embarcó en la construcción de un estadio para 60.000 personas en Addis Abeba, la capital de su país, a un costo estimado de entre 6 y 7 millones de dólares.
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