“Fue como una revancha”, aseguró Mariano Puerta sobre su clasificación para semifinales de Roland Garros. Una revancha con su propia carrera deportiva, marcada por dos años alejado de los más importantes torneos por culpa de una sanción impuesta por doping. “No tengo amargura. Ni me acuerdo de las cosas malas que me pasaron”, afirmó el cordobés que tenía que hacer esfuerzos para creerse que había logrado colocarse entre los cuatro mejores del Grand Slam parisiense.
“Estoy feliz con lo que me pasó hoy (por ayer). Todo lo que me pasó antes me sirvió para tener más fortaleza mental y dar más importancia a cada victoria. Cuando afrontás pruebas duras y no te vencen, entonces te fortalecen”, dijo.
La pesadilla empezó en febrero de 2003. El cordobés había tomado una medicina para el asma y resultó que el producto contenía clenbuterol, una sustancia prohibida y que le fue detectada en un control antidoping en Viña del Mar. Sentencia: nueve meses de sanción. Cuando fue suspendido, Puerta estaba entrenado por su padre, Rubén, profesor de tenis, pero aquel problema los distanció. Ahora, quien lo entrena es Andrés Schneiter, un ex tenista que llegó a disputar dobles bajo nacionalidad italiana.
“Fueron días muy duros, porque no es normal que te impidan jugar al tenis. Pero cuando volví a las canchas y vi que mis rivales me aceptaban fue como que me quitaba un peso de encima”, indicó el tenista.
Puerta estaba en una nube. “Si alguien me hubiera dicho hace un año que estaría aquí, le habría dicho que estaba loco”, comentó. “Tanta gente en la sala de prensa y no sé qué decir. Soy el último argentino en carrera, no entiendo nada”, se extrañó.
Puerta ahora tiene un nuevo objetivo: “Jugar bien mi partido de semifinales. Aunque no gane, si juego como hoy me quedo tranquilo. Y mi rival tendrá que hacerlo muy bien para ganarme. Lo mismo que hoy, que estaba jugando tan bien que si hubiera perdido me habría quedado tan tranquilo”, afirmó satisfecho el jugador.