DEPORTES • SUBNOTA › CLAVES PARA ANALIZAR EL PORVENIR DE LA SELECCION TRAS LA GOLEADA A SERBIA Y MONTENEGRO
El diario deportivo francés L’Equipe se pregunta “¿cómo no incluir a Argentina en la lista de candidatos luego de la exhibición que brindó contra Serbia y Montenegro?” No es el único. Muchos se lo preguntan. Pero si se tiene buena memoria deberá recordarse lo que ocurrió ayer nomás, en Corea-Japón, cuando se daba a la Argentina como número puesto y hubo que volverse a las apuradas.
Serbia y Montenegro llegó en las peores condiciones al partido contra Argentina. Algunos jugadores lesionados, tres o cuatro peleados entre sí y con el técnico, habían creado un clima irrespirable. Un detalle: el entrenador sacó a Koroman a los 2 minutos del segundo tiempo, sin que mediara ninguna lesión. Koroman había declarado días atrás que con el planteo mezquino que habían hecho en el encuentro contra Holanda no tenían chances.
Tienen razón los jugadores cuando repiten a coro: “guarda que todavía no se ganó nada”. Es como si se hubiesen puesto de acuerdo para bajar esa línea. Parece exagerado porque en realidad sí se ganó la clasificación, pero no está mal frenar a los que ya empiezan a subirse a los trenes que conducen a Berlín el 9 de julio. Paso a paso.
Partidos como el del viernes en Gelsenkirchen se dan muy de vez en cuando. Sería absurdo creer que ya se encontró el camino y que cada vez que juegue Argentina ganará, gustará y goleará. Cambiasso, que no estaba en los planes, entró por Lucho González, porque se lesionó y al ratito concluyó la jugada de un gol inolvidable. Hay veces en que se dan todas buenas, que todas salen redondas; las que se habían pensado y las que no; las que se habían soñado y las que ni siquiera estaban en los sueños.
Abbondanzieri respondió muy bien ante un potente remate de Milosevic abajo, contra el palo. Pero fue la única vez que lo exigieron. Habrá que ver qué ocurre cuando le tiren seguido. Lo mismo con la línea de fondo: bien, pero es una medida relativa porque se la exigió poco.
A Riquelme no siempre le van a dar las ventajas que le dieron los serbios. La marca personal que le pusieron no le encontró nunca y, de yapa, se ganó la tarjeta amarilla por agarrarlo de la camiseta. Si lo dejan libre, Riquelme piensa, ejecuta juega y hace jugar. La respuesta a la pregunta si Scolari o Lavolpe, los técnicos de Portugal y México, lo dejarán libre es obvia: no. Le van armar un sistema de marcas escalonadas para asfixiarlo. Y habrá que ver entonces cómo se dan las variantes estudiadas para contrarrestar el efecto de esa táctica.
Tevez y Messi entraron cuando el partido estaba 3 a 0, sin ninguna presión, sin la obligación de dar vuelta nada. Es más, cuando ingresó Messi, los rivales estaban con 10 jugadores. Recibieron demasiadas facilidades para desenvolver el talento natural que poseen y casi no les pegaron. Tal vez podrían jugar los 90 minutos en ese nivel, pero esa es sólo una presunción.
En cada partido se escribe una historia diferente. República Checa venía de destrozar a Estados Unidos y cayó ante Ghana que por momentos le dio un baile de aquellos; Alemania le hizo 4 a Costa Rica y en el segundo partido aunque mejoró en defensa sufrió para hacerle un gol a Polonia; México superó a Irán y parecía que estaba para comerse a los chicos crudos, pero no pudo con Angola; Italia era candidato a vencer a Estados Unidos y apenas logró un empate a un gol.
Si hasta aquí con perfil bajo las cosas vienen saliendo fenómeno con números que cualquiera envidiaría (2 jugados, 2 ganados, 8 goles a favor, 1 en contra), ¿por qué cambiar?
Por cábala.
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