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• SUBNOTA › ¿POR QUE CAMINAN LOS SUDAMERICANOS EN WIMBLEDON?
El secreto está en el pasto
El césped de las canchas del All England Club, escenario del torneo de Wimbledon, fue cambiado hace tres años y es señalado como el responsable de que tres latinoamericanos estuvieran en cuartos de final del torneo de 2002 y favorecedor de un hipotético triunfo del australiano Lleyton Hewitt, actual número uno mundial.
Cuando hace cuatro años el brasileño Gustavo Kuerten desistió de participar en Wimbledon por las enormes diferencias de velocidad entre el polvo de ladrillo, que le propició tres títulos en Roland Garros, y el césped del torneo londinense, sumado a que la mayoría de los especialistas en canchas lentas no tenían interés en jugar en el Grand Slam de la capital británica, la organización del All England Club se puso a pensar en cómo atraerlos. Así se llegó a la conclusión de que había que modificar las canchas de manera competitiva para quienes jugaban desde el fondo.
El Sports Turf Research Institute (STRI), responsable de las instalaciones de hipódromos y de varias canchas de golf y que mantiene relaciones con el All England Club desde el año 1951, realizó un estudio para ver qué tipo de césped se podía adaptar al terreno, al clima y a la humedad de la zona. El estudio duró casi un año y, desde hace tres, se está jugando sobre una superficie diferente a la utilizada desde 1877.
“Esta superficie tiene más cuerpo, se utiliza para ‘fairways’ de golf. No sólo dura más por ser más resistente, que no es un detalle menor, sino que permite que la pelota no salga despedida como si picara en el hielo. Acaso vean que los jugadores y las pelotas no se tiñen tan de verde como antes”, explica el periodista Jerry Williams, comentarista durante 20 años de la BBC en Wimbledon.
“Son pocos los que lo saben, a mí no me extraña ver a tres sudamericanos (el brasileño André Sá, el argentino David Nalbandián y el ecuatoriano Nicolás Lapentti) en los cuartos de final, como no me extrañaría que el campeón fuera Lleyton Hewitt”, dijo Williams.
“El trabajo que se realizó fue y es muy interesante porque cada año la manera de rehacer las canchas es la misma. Vienen a Wimbledon, siembran y luego se llevan el césped a Bingley, en el condado de York, distante 400 millas al norte de Londres, y allí lo cultivan”, relata Williams. “Una vez que está listo lo traen a Wimbledon para dejarlo como una alfombra impecable, tal como se ve el día previo al comienzo del campeonato”.
Seis semanas antes del inicio del torneo se aplica una capa de fertilizante y desde alrededor de diez días antes del comienzo del campeonato se cubren las pistas cada noche y también de día si las condiciones atmosféricas lo hacen necesario.
“Es interesante ver cómo antes de cada jornada en cada cancha se puede ver a tres campesinos vestidos con jeans y camisas a cuadros. Cada día toman la temperatura y la profundidad del césped. Es decir, con un aparato, llegan hasta el nacimiento mismo (del césped)”, agrega Williams.
Esta modificación se mantuvo en la más estricta reserva hasta que algunos comenzaron a preguntarse sobre la presencia de tres sudamericanos en los cuartos de final de Wimbledon. Al conocer el alcance de la misma, todo un descubrimiento, muchos se ilusionan con la posibilidad de que los especialistas en canchas lentas se motiven y en años sucesivos acudan a Wimbledon con la convicción de que también sobre césped se puede ganar un torneo de Grand Slam.
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