La final entre Estudiantes y Boca marcó una nueva pulseada entre la AFA y el Grupo Clarín, en busca de una nueva negociación por los contratos televisivos. Ante lo inédito del partido final, la AFA pretendió negociar de manera particular ese encuentro, lo que motivó que Julio Grondona se reuniera con las autoridades de Telefé, que iba a pagar 700 mil dólares por transmitir el encuentro. Sin embargo, enterados de la situación, desde el Grupo Clarín se inició la contraofensiva. Por un lado, se presionó a Estudiantes para que no aceptara la televisación del encuentro, pese a que iba a recibir una importante suma de dinero. Además, su grupo de abogados se reunió para estudiar a fondo el contrato y los vericuetos legales durante la noche. A primera hora del miércoles se hizo una presentación judicial ante un juzgado comercial, requiriendo –vía amparo– la inmediata intervención. Y a la tarde un escribano se presentó en el estadio de Vélez para certificar la existencia de cámaras de Telefé preparadas para transmitir. A partir del conflicto que se generó, Telefé decidió dos horas antes del encuentro no televisarlo para no exponerse a una inconveniente judicial posterior y lo comunicó a su audiencia mediante un flash informativo una hora antes del encuentro.