DEPORTES • SUBNOTA › FEDERER Y SU RELACION CON NALBANDIAN
Asegura que el cordobés “dejó pasar la posibilidad de apuntarle al número 1”.
› Por S. F.
Desde Miami
Hace menos de un año y medio pareció que David Nalbandian podía jugar en lo más alto, podía inquietar a Roger Federer en ese número 1 que el suizo domina ahora con impactante autoridad. Hoy las cosas son muy diferentes y el diagnóstico del suizo sobre el argentino es claro. “Creo que dejó pasar un poco la posibilidad de apuntarle al número 1”, dijo.
Aquéllos eran los tiempos en que Nalbandian ganaba el Masters de Shanghai para cerrar 2005 en el tercer escalón del ranking. Hoy, con el suizo en otra dimensión y Nalbandian penando para mantenerse en el “top-ten” tras un discreto comienzo de temporada, las distancias son más que amplias.
Federer conoce muy bien a los tenistas argentinos, y a Nalbandian mejor que a ninguno, porque se enfrentaron varias veces en su época de juveniles. Hasta 2003, el argentino, cinco meses menor, tenía una ventaja de 5-0 en los enfrentamientos con el suizo, sobre el que ejercía una clara superioridad psicológica. Pero el juego de Federer creció, y desde septiembre de 2003 derrotó ocho veces al argentino y perdió sólo una, aquella final de Shanghai.
El número uno del mundo parece tener todo bajo control en su mente. Cuando se le pregunta si esperaba más de Nalbandian tras aquel partido en China, deja en claro que sí, y también que sabe de lo que habla.
“Sí, sobre todo en 2006, porque debió haber ganado aquella semifinal contra (Marcos) Baghdatis en el Abierto de Australia y eventualmente también a (Ivan) Ljubicic en la semifinal de Miami. Y casi me supera en la semifinal de Roma, y debió haberme vencido en la semifinal del Abierto de Francia”, rememora Federer.
“En realidad perdió muchos partidos que debería haber ganado. Creo que dejó pasar un poco la posibilidad de apuntarle al número uno, justamente si hubiera pasado a la final de Australia. Podría haber salido de la cancha como ganador en esa final, quién sabe... Y es por eso que quizá desperdició un poco sus chances, y que después fue hacia abajo”, agrega.
El suizo incidió en cierto déficit de motivación o concentración que parece advertir en el argentino, al que sin embargo elogió. “Parece que le es difícil mantener el nivel en toda una temporada. Pese a eso creo que es un súper jugador, uno de los que mejor le pegan a la pelota en todo el circuito. Juega sencillamente muy lindo.”
Pese a que hoy no son precisamente los argentinos sus mayores rivales en el circuito, Federer les tiene un gran respeto, y cree que en pocas semanas, cuando comience la temporada de polvo de ladrillo, los grandes éxitos volverán a sonreírles tras el bajón de 2006.
“Creo que eso va por etapas, a veces las cosas no salen tan bien para algunos países. También le pasa a Francia o podría pasarle a España. Pero tienen muchos jugadores que pueden volver a jugar bien.”
Federer escucha con seriedad las novedades acerca de Guillermo Coria –regresará en Houston tras medio año de ausencia–, y sonríe, casi solidario, cuando se le cuenta que Gastón Gaudio lucha consigo mismo y que incluso insinuó el retiro en caso de que siga jugando mal.
“Creo que en la Argentina siempre van a tener buenos jugadores, así que no deberían preocuparse por eso. Y creo que la temporada de polvo de ladrillo que viene ahora será muy importante para ellos, sin dudas.”
El otro vínculo de Federer con el tenis argentino pasa por su máximo exponente, Guillermo Vilas, ganador de cuatro torneos de Grand Slam y número dos del mundo en su época de mayor brillo. Vilas ostenta desde hace casi 30 años el record de victorias consecutivas –46–, record que Federer estuvo cerca de quebrar. Lo impidió hace nueve días otro argentino, otro Guillermo, Cañas, que batió al suizo para dejar la marca en 41.
“Nos llevamos muy bien, nos gusta vernos con frecuencia”, dice Federer sobre Vilas. “El viene a muchos, muchos torneos, y siempre me alegra verlo, como me alegró ver a Borg en la reciente final de Dubai. Esas son cosas importantes para mí.”
Federer escucha con atención cuando se le dice que el record de Vilas forma parte de la historia grande del deporte argentino, y que el propio Vilas no puede disimular su orgullo por él. “No me enojaría si finalmente ese record permanece en manos de Vilas, porque se lo ganó. Y, suceda lo que suceda, nos felicitaríamos mutuamente, porque en el tenis existe el fair play”, asegura.
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