DIALOGOS › MARCELO KOHEN, MIEMBRO DEL EQUIPO QUE LITIGó POR LA FRAGATA LIBERTAD ANTE EL TRIBUNAL DEL MAR
Residente en Suiza, Marcelo Kohen destacó la decisión de elegir la vía del Tribunal del Mar ante la posición del gobierno de Ghana, que señalaba que no podía hacer nada por la división de poderes. También hay un juicio por daños y perjuicios ocasionados a la Argentina.
› Por Julia Goldenberg
–Es la segunda vez que integra el equipo que sustenta la posición argentina ante un tribunal internacional. ¿Qué particularidad presenta este caso?
–Efectivamente, estuve previamente en el caso de las papeleras, que fue ante la Corte Internacional de La Haya, donde había dos cuestiones fundamentales. Una era el procedimiento a seguir para autorizar la construcción de las fábricas y otra cuestión era si las fábricas contaminaban o no contaminaban. En este caso, presentado ante el Tribunal de Derecho del Mar, se trata de la inmunidad de la Fragata Libertad. Es decir, si se puede ejecutar –es la expresión técnica– un buque de guerra. La posición que defendimos, obviamente, es que no. O sea, son dos casos muy diferentes ante dos tribunales diferentes.
–¿La intervención de los fondos buitre lo hace un caso particular?
–Los fondos buitre intentaron un procedimiento ante los tribunales de Ghana con el objetivo de ejecutar la fragata. Ante los tribunales de Ghana, las partes en el proceso eran los fondos buitre contra la Argentina. El juez de Ghana de primera instancia le dio la razón al fondo buitre. El proceso, con este rumbo, podía seguir indefinidamente, con el riesgo de que el tribunal de segunda instancia de Ghana le diera la razón al juez y procediera a ejecutar la fragata. Ante el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, el litigio es Argentina contra Ghana, porque el juez de Ghana, al aceptar el embargo de la fragata, que fue solicitado por el fondo buitre, está actuando de manera contraria al derecho internacional. Ante los tribunales como el de Hamburgo o la Corte de La Haya, solamente pueden ir Estados. Así descolocamos al fondo buitre.
–¿El derecho internacional es el único medio para limitar a los fondos buitre?
–El derecho internacional es una herramienta. En reglas generales, es la herramienta del más débil. Los Estados y los grupos económicos poderosos no respetan impunemente el derecho internacional porque basan su política en la fuerza. Los Estados débiles no pueden competir en el terreno de la fuerza militar o de la fuerza económica, por eso tienen el derecho internacional como un arma, que es lo que hemos utilizado ni más ni menos en este caso. Fuimos con la idea de que el tribunal nos daría la razón y así fue. Tuvieron que liberar a la fragata, que hasta entonces estaba siendo detenida. Ghana se escudaba bajo la independencia del Poder Judicial. El gobierno de Ghana insistía en la separación de poderes, por lo tanto pretendía que no podía hacer nada si un juez decidió embargar la fragata. Aun así, el Tribunal del Derecho del Mar ordenó, con carácter obligatorio, que permitan zarpar a la fragata y el gobierno de Ghana lo hizo inmediatamente.
–Los fondos buitre parecen tener el poder de un Estado.
–Los fondos buitre actúan con la arrogancia de pretender ser un Estado. Por eso criticaron la decisión del Tribunal de Derecho del Mar y querían que el litigio continuase en Ghana. Como si el fondo buitre tuviera algo que decir...
–¿Cómo operaron los fondos buitre para solicitar el embargo de la fragata?
–En la época de Menem y de De la Rúa, Argentina emitió bonos que contenían una cláusula por la cual el país supuestamente renunciaba a casi todas sus inmunidades. Esta es la cláusula que usa el fondo buitre NML para atacar a la Argentina en varios países. Lo hizo en Ghana, lo hizo en Estados Unidos, lo hizo en Francia, en Bélgica, en el Reino Unido, en Alemania y en Suiza. Nosotros interpretamos esta cláusula de otra manera, por supuesto. Que es la que corresponde, además. Por eso decimos que, por ejemplo, cuentas bancarias de las embajadas argentinas, un buque de guerra, fondos del Banco Central, son bienes inembargables y que gozan de inmunidad. Y que la cláusula que utiliza el fondo buitre no las alcanza, es decir, no modifica esa inmunidad. Esa es la batalla judicial que se está librando en diferentes jurisdicciones. El caso de la fragata era el más emblemático y el más grave, no sólo por el altísimo valor simbólico que tiene para todos nosotros, sino por las implicancias directas que el embargo tenía para casi trescientas personas.
–¿Qué estrategia utilizó Argentina?
–En la opinión pública argentina había opiniones muy encontradas sobre el procedimiento a seguir para tratar de liberar a la fragata. Algunos diputados de la oposición dijeron que harían una suscripción popular para juntar los veinte millones de dólares que pedían los fondos buitre y que el juez ghanés reclamaba. Eso habría significado una rendición incondicional ante los fondos buitre. Estaban los que decían que debíamos dirigirnos directamente a los tribunales de Ghana. Si hubiéramos hecho eso, el buque estaría todavía allí y el tribunal de segunda instancia tenía la opción de darle la razón al juez de primera y ejecutar la fragata. Quiere decir que íbamos a llegar tarde al Tribunal del Derecho del Mar. Otros señalaban que esto había que solucionarlo políticamente.
–Entiendo que hubo una decisión política muy marcada.
–Hay que decir que la Argentina intentó resolver la cuestión directamente con Ghana. Pero se chocó con la actitud del gobierno de Ghana de pretender que, como existe independencia de poderes, no podían hacer nada, lo cual no es correcto, como se vio después. Por lo tanto, la solución política a pesar de los esfuerzos argentinos estaba bloqueada. Algunos criticaban la idea de ir al Tribunal de Derecho del Mar. Un artículo en Clarín, por ejemplo, decía que era muy difícil que el tribunal le diera la razón al Estado argentino y que eso llevaría un año o más. Esas eran las diferentes opciones que estaban en la opinión pública y la presidenta, con razón, decidió ir al Tribunal de Derecho del Mar. Y gracias a esa decisión, que comparto plenamente, hoy la fragata está en Mar del Plata.
–¿Cuáles fueron los argumentos más fuertes de la Argentina?
–Uno de los argumentos más fuertes fue que la Fragata Libertad es un buque de guerra. A pesar de lo señalado por la diputada Elsa Alvarez, que insistía en que el buque no era tal. Es lamentable que muchas veces no solo litigás contra el adversario sino contra fuerzas del propio país que le hacen el juego. En todos los casos en los que yo trabajo (trabajo para diferentes Estados), cuando nos dirigimos a la Corte Internacional de La Haya, el país está unido detrás de su equipo, es el Estado el que litiga, no un gobierno. La manera seria y responsable de la oposición debe ser la de no poner trabas a la defensa del interés del Estado. Lamentablemente, como pasó también con el tema papeleras, algunos medios jugaban la carta del adversario. Es decir, le hacían el favor al adversario diciendo por ejemplo que las plantas de celulosa no eran contaminantes. Entonces, Uruguay utilizaba los dichos de esos diarios ante la Corte de La Haya. Una vez más, algunos medios y sectores de la oposición les daban argumentos a los fondos buitre. Celebro, por ejemplo, que todos los cancilleres de la democracia hayan emitido una declaración apoyando nuestra acción en Hamburgo. Yo creo que el mensaje que tienen que recibir es que cuando la Argentina va ante un tribunal internacional, todos los sectores políticos tienen que apoyar la posición de defensa nacional.
–Del mismo modo, parte de la oposición actuó como si avalara el fallo del juez Griesa.
–Sí, el caso era distinto, pero la opinión pública funciona de la misma manera. Lo que a mí me gustaría es que la oposición haga un bloque común con el Gobierno y defienda la posición del Estado. Algunos lo hacen, no todo es lo mismo.
–¿Qué precedentes sienta este fallo?
–Obviamente, para los fondos buitre esto es una derrota importante, más allá del tema de la fragata. Porque de ahora en adelante, cuando quieran atacar los bienes de la Argentina en el exterior, está este antecedente muy importante.
–¿Esto establece una solución para todos los Estados?
–Exacto, por eso no extraña que la decisión del Tribunal del Mar haya sido por unanimidad. Es muy elocuente. Esto es importante, no solo para la Fragata Libertad o cualquier buque de guerra argentino, sino para cualquier buque de guerra de cualquier país. Porque mañana, si una compañía por ejemplo ataca a un Estado propietario de un buque de guerra que está en un puerto extranjero y quiere hacer lo mismo que hizo NML con la fragata, puede remitirse a este antecedente.
–¿Se ha convertido éste en un tema de investigación relevante para el derecho internacional?
–La cuestión se discute fundamentalmente ante los tribunales internos. Porque como señalé antes, el fondo buitre NML le inició un proceso a Argentina, en Estados Unidos, en Alemania, en Francia, etc. Entonces, muchas veces, los jueces y los abogados internos no tienen todos los elementos necesarios en materia de derecho internacional. A veces incurren en errores serios.
–¿Los fondos buitre son adversarios muy distintos de otras empresas o de los Estados?
–Por supuesto, pero es complejo, no es posible separar tan fácilmente. Por ejemplo, en el tribunal de Hamburgo, fue penoso ver a los representantes del fondo buitre NML junto a los abogados de Ghana. Y a los abogados de Ghana repetir los argumentos de NML.
–¿Cómo se perfila el futuro en torno de este tema?
–El proceso continúa, porque lo que hemos logrado es una medida cautelar. Nosotros planteamos que había urgencia y que no podíamos esperar el fin del procedimiento para obtener la liberación de la fragata. Pero no sólo pedimos esto, porque hubo perjuicios económicos y morales, por el hecho de que la fragata estuviera embargada y sin poder zarpar durante dos meses y medio. La cuestión es la reparación. Es decir, hemos pedido que Ghana indemnice a la Argentina por sus perjuicios materiales. Por ejemplo por la repatriación de los 280 tripulantes y los gastos necesarios para que la fragata pueda zarpar. Y además hemos sufrido un serio perjuicio moral, porque como dijo el tribunal de Hamburgo, la Fragata Libertad es una expresión de la soberanía argentina. Hemos pedido una reparación por el daño moral ocasionado.
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