DIALOGOS › ALBERTO SILEONI, MINISTRO DE EDUCACION
Dejó el viceministerio de Educación de la Nación para hacerse cargo del ministerio en la ciudad. Marca líneas de continuidad con la gestión anterior y precisa los anuncios del jefe de Gobierno, Jorge Telerman, sobre construcción de escuelas y alcances de la doble jornada.
› Por Nora Veiras
La destitución de Aníbal Ibarra tuvo un efecto impensado en el derrotero político de Alberto Sileoni. Estaba cómodo como viceministro de Educación de la Nación, pero los acuerdos supraestructurales entre el kirchnerismo y el nuevo jefe de Gobierno porteño lo llevaron al Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires. Dice que su gestión marcará una continuidad y destaca como prioridades la infraestructura y la extensión de la doble jornada. Más allá de la grandilocuencia de Jorge Telerman, que llegó a anunciar la construcción de 100 a 150 establecimientos, precisó que se piensa en “50 escuelas, más o menos” en un plazo de cinco años. En diálogo con Página/12 dijo que está dispuesto a discutir sobre la necesidad de que se sancione una ley de educación sexual.
–¿Por qué dejó el viceministerio de Educación de la Nación para asumir en la Ciudad?
–En una suerte de acuerdo de colaboración del gobierno nacional con el de la Ciudad había una posibilidad de acompañar al gobierno porteño desde el Ministerio de Educación y aquí estamos. Lo hablamos con el ministro Daniel Filmus.
–¿No se sintió solo cuando en su asunción no estuvo Filmus?
–No, no me sentí nada solo. Tengo el apoyo no sólo del ministro que es un amigo, sino del gobierno nacional. Son gestos a los que no les doy importancia y me parece que no deben mirarse en el sentido de la soledad. Entendemos que la Ciudad debe ser parte de un proyecto más global que es el que encarna la Nación, más allá que haya un proyecto con el cual estoy plenamente identificado –me refiero al del Presidente– o más allá que estoy identificado con cómo se está construyendo la educación desde el Ministerio nacional. Aunque no fueran éstas las relaciones, a mí me parece y siempre me pareció que no hay destino de los estados subnacionales sin un marco de un proyecto global, nacional. Uno de los dramas del sistema educativo argentino es su fragmentación. Se está haciendo un esfuerzo muy grande desde el Estado nacional en construir la Nación educativa.
–Volver a rearmar un sistema...
–Un sistema que sea un sistema educativo nacional. Hay algunos que dicen que éste es un archipiélago triste con algunas islas felices. Es así, este sistema de la Ciudad de Buenos Aires está por sobre el resto en recursos y en otras cuestiones y tiene que ver con la historia que explica este país desde hace doscientos años. No hay razón para que una jurisdicción como ésta, que uno puede decir con recursos, intente un camino autónomo.
–En este marco, ¿qué continuidades implica con la gestión que lo antecedió y qué diferencias?
–Decimos, y no es un cliché, que no se crece a los saltos. No es mi estilo denostar a la gestión anterior. Por tanto una primera mirada de respeto por la gestión anterior y continuar aquellas acciones que se llevaban adelante. También tenemos algunos sellos de lo que va a ser nuestra gestión. Sin tratar de inventar el sur porque ya está inventado y esta ciudad viene priorizándolo, vamos a enfatizar mucho el trabajo para los sectores más carecientes. En una ciudad con tanta densidad pedagógica como ésta, con fuerte escuela de capacitación, no significa que vamos a dejar de lado la calidad, nos parece que con los recursos que tenemos, quizás podríamos mejorar los resultados.
–¿Qué es concretamente “enfatizar” el sur?
–Esta ciudad todavía tiene deudas. En el país hay 150 mil pibes que están afuera del sistema educativo, éste no es el drama de la ciudad, pero acá hay casi 1500 pibes que están afuera y tienen cinco años, que no están haciendo el preescolar.
–Esto es por falta de infraestructura...
–Esto es por afluencia de poblaciones que no estaban previstas. La ciudad tiene una población estable de hace unos cincuenta años, incluso algunos dicen que decreció en los últimos dos y el distrito 19, Pompeya-Soldati,aumentó casi un 20 por ciento su población. Hay toda una línea sur, La Boca, Lugano, Mataderos, Soldati que todavía tienen carencias edilicias, en términos de cobertura. Esta es una de las instrucciones del jefe de Gobierno, que no me ha dado muchas, pero que me ha dado algunas muy claras. Allí vamos a trabajar mucho con la doble jornada, con la construcción de escuelas.
–Por un lado, en el marco del programa nacional de construcción de 700 escuelas, la Ciudad tiene asignadas nueve, por otro lado Telerman dijo que se necesitan construir alrededor de cien escuelas. ¿Es necesario?
–Estamos viendo el número, probablemente no sean tantas. Probablemente aceptemos que la doble jornada no es una solución universal. Las familias pobres necesitan la doble jornada porque por muchas razones es mejor que el chico esté en la escuela todo el día. Mayor cantidad de horas en la escuela es mayor aprendizaje. Los sectores medios y medio altos, no siempre aprecian la doble jornada porque por ahí “la privatizan”, no necesariamente tiene que estar el Estado asistiendo a la familia, porque quizás la familia decide que su hijo vaya media jornada a la escuela y después le arma un itinerario privado de natación, de inglés, del club.
–Cien es demasiado, ¿cuál sería entonces la cantidad?
–Estamos pensando en cincuenta y pico de escuelas, que pueden ser más o menos, estamos terminando de estudiarlo. Va a haber que hacer algunas escuelas especiales, algunas de adultos, se hicieron bastante de nivel terciario. La oferta es más plural, no sólo primaria y secundaria.
–Esto supone aumentar las designaciones docentes.
–Por supuesto. Donde hay más construcción, nos tenemos que hacer cargo de que las plantas funcionales (los docentes designados) vayan equipadas como deben. Esta es una línea que ha fijado el jefe de Gobierno. La otra cosa que también me ha pedido es revitalizar una línea de educación y trabajo. Una ciudad que intenta construir un perfil productivo diferente, la educación acompañará. Hay acciones en marcha, pero estamos pensando en una gran dimensión en donde estén las escuelas técnicas que van a ser revitalizadas con el financiamiento de nueve millones de pesos que le corresponden a la ciudad por la Ley de Educación Técnico-profesional, ya se están haciendo los proyectos en las escuelas para dotarlas de equipamiento, y hay algo que es interesante en términos de la escuela técnica que es más cara, se subsidia a partir de becas para los pibes.
–En cuanto a esta relación de educación y trabajo, ¿están hablando con empresas o cuál es el mecanismo?
–Escuelas técnicas, hay un sistema integrado de Formación Profesional que tiene que ver con la formación profesional suministrada por los centros, en convenio con organizaciones gremiales. El jefe de Gobierno me pidió también que trabajemos en un proyecto de construcción de un polo tecnológico de la Ciudad.
–¿Eso qué quiere decir?
–Quizá construir en el Otto Krause o en algún lugar de la ciudad un centro de excelencia en términos de educación terciaria, de educación y trabajo, un centro de capacitación profesional dotado con las mejores tecnologías, todo eso estamos recién empezándolo a ver.
–Todo esto supone reformulaciones e incrementos en el actual presupuesto...
–Nosotros heredamos este presupuesto. En algún sentido creo que puede garantizar la paz social con los gremios. La ciudad ha hecho un blanqueo de sus salarios en los últimos años.
–Le pregunto porque si se piensa en construir cincuenta escuelas más es imposible con el actual presupuesto.
–No. Nosotros estamos jugando con lo que se lanzará a la brevedad en términos de política general de la ciudad que son las Puertas del Bicentenario. No se puede pensar en cincuenta escuelas para el año que viene, ni siquiera hay posibilidad en términos de la gestión burocráticade hacerlo. Estamos pensando en una planificación que tiene por lo menos cinco años.
–En la ciudad hace más de un año se discutió una ley de educación sexual y no se llegó a nada. ¿Va a impulsar esta discusión?
–Lo que no vamos a hacer es rehuir la discusión. En esto la peor opinión es el silencio. No soy ingenuo, sé que hay tensiones. Como educadores sigo creyendo –no lo digo con tono naïf– que uno se puede sentar con la Iglesia, con sectores de otras prácticas religiosas, con otros que tienen una puesta más liberal, y llegar a un consenso. Lo que no vamos a hacer es no discutirlo. Creemos que debiera incorporarse esta temática en las escuelas. Después veremos con qué alcance.
–¿Van a enviar algún proyecto?
–En principio no lo tenemos pensado, pero está revitalizándose un proyecto en la Legislatura.
–Es imposible hablar del sujeto adolescente si no se habla de educación sexual en las escuelas...
–En el Norte grande, uno de cuatro embarazos son no queridos, pero en la ciudad el 6 por ciento son no queridos. Hay un espacio que la escuela tiene que cubrir en ese sentido que no lo cubre otro ámbito. Por supuesto la familia en primer lugar. No pienso en la escuela como prestadora en los términos de un Ministerio de Salud, pienso en una discusión más amplia en donde en la escuela se pueda hablar de valores, del cuidado del otro, de educación para el amor, de educación sexual. En ese contexto la escuela tiene una tarea inestimable y, con todo el respeto de la primera socialización de la familia, imprescindible.
–¿La Iglesia no le vino hablar del tema?
–No, hemos hablado de temas más generales. Es un tema que más temprano que tarde va a tener que discutirse. Lo mejor que nos puede pasar es discutirlo en un ámbito de respeto, entendiendo que la verdad de uno la termina el otro también.
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