Enriqueta Chicano ha recorrido tanto camino en el movimiento de mujeres español que a los 58 años, una edad en que muchas y muchos recién llegan a ocupar puestos de poder, ella ya está de vuelta y por eso fue designada el último año como presidenta “honoraria” de la Federación de Mujeres Progresistas, un cargo al que se accede generalmente cuando se está cerca de la jubilación. No es el caso. La Federación es la asociación de referentes feministas más importante de la península ibérica. Nació en el ’87 y agrupa a unas trescientas ONG y 18 federaciones de comunidades autónomas. Chicano la encabezó hasta noviembre de 2007. Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Derecho del Trabajo y Seguridad Social por la Escuela de Práctica Jurídica de Madrid, hoy –luego de desempeñarse en diversos y múltiples cargos–, Chicano trabaja en el Tribunal de Cuentas. “De eso como. De lo otro vivo”, dice esta mujer, “felizmente casada” con su marido hace 35 años y madre de dos hijos, que habla a una velocidad que por momentos resulta difícil seguirla. Entre sus mayores orgullos, destaca, está el haber sido una de las autoras de la Ley de Violencia de Género de su país, que es vista desde Latinoamérica como un modelo a seguir. Chicano visitó Buenos Aires invitada por la Fundación Alicia Moreau de Justo para brindar unos talleres de capacitación. Es una de las actividades que más la gratifican, le da lo mismo que sea en la Universidad de Bolonia, dice, como en el pueblito más pequeñito donde la esperan unas cincuenta mujeres que piensan que feminista es sinónimo de bruja y que piden que la charla termine antes de las 8 de la noche porque se tienen que ir a cocinar a sus esposos. En esta extensa charla con Página/12, Chicano destacó los avances que en materia de género se produjeron en los últimos años en España durante el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, recientemente reelecto. Y marcó las asignaturas pendientes.