DIALOGOS • SUBNOTA › ¿POR QUé MABEL PRELORáN?
› Por V. E.
Mujer de pocas palabras, Mabel Prelorán no se reconoce como directora, ni como guionista, ni como productora y mucho menos como sonidista, a pesar de haber desempeñado todos esos roles en muchos de los documentales etnográficos que a Jorge Prelorán, que fue su marido, le valieron fama internacional (como Cochengo Miranda o Los hijos de Zerda). Además, también estuvo frente a cámara como protagonista en Zulay frente al siglo XXI, en el que establece un diálogo profundo sobre la transculturación con la ecuatoriana Zoila Zulay Sarabino (oriunda de Otavalo), su coequiper en un film pionero: es el primer documental etnográfico en el que la persona nativa del lugar filmado se convierte en coautora de la obra. Fue en Ecuador, justamente, durante una breve interrupción del trabajo de producción de ese documental, que el matrimonio Prelorán escribió a cuatro manos el argumento de Mi tía Nora, el único film de ficción realizado por los dos. La película finalmente se exhibió en distintas ciudades del mundo e incluso, lejos de las expectativas de sus creadores, ganó premios internacionales (en el Festival Iberoamericano de Biarritz y en el Festival Internacional de Figuera de Foz).
Las experiencias en Ecuador fueron, de alguna manera, el cierre de la etapa “cinematográfica” de Mabel. Desde entonces se abocó de lleno a la antropología médica, la especialización que eligió luego de doctorarse en la Universidad de California (UCLA), donde vive desde 1977, cuando dejó la Argentina luego de que varios de sus amigos y una sobrina suya desaparecieran.
Por más de veinte años, su labor profesional estuvo relacionada con la medicina genética en el Centro de Salud y Cultura de la UCLA, con proyectos que se enmarcaban dentro del Centro Nacional para la Investigación del Genoma Humano del National Institute of Health (algo así como el Ministerio de Salud argentino).
Trabajó con mujeres latinas embarazadas a quienes se les ofrecía la posibilidad de realizar un test para pronosticar si el bebé podría nacer con algún problema de origen genético (como el síndrome de Down). Luego de ese intenso trabajo, Mabel comenzó a investigar sobre diagnóstico genético en enfermedades neurológicas, experiencia que plasmó en el libro Neurogenetic Diagnoses, the Power of Hope, and the Limits of Today’s Medicine (Diagnóstico neurogenético, el poder de la esperanza y los límites de la medicina de hoy), en coautoría con su colega Carole Browner. Este trabajo de investigación fue publicado en Inglaterra y seleccionado como material de lectura curricular en la Yale University.
Jubilada pero incansable, sigue colaborando en la universidad. En este momento espera ser aceptada, junto a su perra Luna, para ingresar en un programa en el que se investiga la influencia positiva que puede implicar la relación con los animales para los chicos autistas.
La semana pasada Mabel Prelorán estuvo en Buenos Aires para la presentación del documental Huellas y memoria de Jorge Prelorán, del director Fermín Rivera. Allí se retrata la vida y la obra de su compañero del alma, fallecido el año pasado.
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