Alberto Acosta (Quito, 1948), asesor de organizaciones indígenas, sindicales y sociales, fue cofundador del partido del presidente Rafael Correa, la Alianza PAIS, y ministro de Energía y Minas entre enero y junio de 2007. Presidió la Asamblea Nacional Constituyente, a la que renunció en junio de 2008 por diferencias con el gobierno. Actualmente es profesor e investigador en la monumental FlacsoQuito. Estudió economía en los años ’70 en Alemania y más tarde revalidó su título en Ecuador. A partir de los años ’80 se dedicó a la temática de la deuda externa y, más tarde, a la cuestión de la migración.

Paradójicamente, en una economía dolarizada como la de Ecuador es donde el debate sobre el Buen Vivir-Sumak Kawsay como concepción vital contraria a una economía regida por la acumulación, la ganancia y el libre mercado ha logrado más fuerza y estatuto constitucional. La flamante Constitución es la única en el mundo que en su preámbulo celebra a la Naturaleza, a la Pacha Mama, y propone la construcción de una nueva forma de convivencia ciudadana, “en diversidad y armonía con la Naturaleza, para alcanzar el Buen Vivir o el Sumak Kawsay”. Teniendo en cuenta este derecho constitucional, y reclamando jurisdicción universal, Acosta acaba de presentar en la Justicia de su país una demanda, junto a prestigiosos activistas ecologistas de varios lugares del mundo (entre ellos la hindú Vandana Shiva), contra la empresa transnacional British Petroleum, de origen británico, a la que señalan como responsable del desastre ambiental ocurrido en el Golfo de México el pasado 20 de abril. Allí dicen: “Para nosotros y nosotras, constituye un hito de superación del positivismo jurídico colonial presentar esta demanda ante la Justicia del Ecuador, único país en el mundo que reconoce al sujeto Naturaleza, y que sea la magistrada Pacari, una mujer indígena, la que conduzca este procedimiento, al ser hereditaria de la sabiduría de los pueblos originarios que a pesar del genocidio y violencia del que fueron y son víctimas, han protegido a la naturaleza, erigiéndose como la conciencia colectiva ecológica más consecuente de nuestro planeta”.