Eva Illouz estuvo en Buenos Aires para la presentación de su nuevo libro Por qué duele el amor, editado por Katz y Capital Intelectual.

El miércoles 24 de octubre dictó la conferencia “Una nueva cultura de las emociones. ¿A qué llamamos amor hoy?”, con la coordinación de la socióloga feminista Dora Barrancos. “La idea romántica del amor, que ha sido culturalmente poderosa en la civilización europea desde el siglo XVIII hasta la Segunda Guerra Mundial, suele despertar reacciones tales como ironía, o aun más, un auténtico desdén. Como escribió la famosa columnista de The New York Times, Maureen Dowd: “Cultural y emocionalmente, la noción de lo romántico ha desaparecido por completo...”.

“¿Por qué una de las aspiraciones o ideales culturales más altos de la sociedad occidental moderna se ha, en muchos casos, banalizado? Eva Illouz nos propone analizar cómo el amor se transformó en objeto de un proceso de racionalización. Según su perspectiva, así se manifiesta en su psicologización y politización y en las páginas virtuales de citas que posibilitan las nuevas tecnologías”, dicen los editores.

Explica Barrancos en el texto El amor y sus vicisitudes, que anunciaba la publicación de este libro: “Illouz toma centralmente la condición femenina, y varias veces avisa sobre su adhesión al feminismo, pero también muestra el controversial impacto de la vertiente, ya que uno de sus efectos es haber contribuido a desencantar los aspectos imaginativos de la seducción y de la producción de erotismo. No puede contestarse que sean las mujeres las que más padezcan las frustraciones del amor debido a que, más allá de los cambios que ha sufrido el género, en ellas se encuentre más perfeccionada la ontologización psicológica que lleva a mantener guiones estereotipados referidos al yo y sus expectativas”, dice Barrancos. “Más allá de los debates que puedan suscitar algunos de sus enfáticos enunciados, estamos frente a un notable registro sociológico acerca del amor y sus dolientes contingencias en las sociedades contemporáneas.”

Illouz es una socióloga y escritora marroquí. Su orientación es marxista y se especializa en historia de la vida emocional, teoría crítica aplicada al arte y a la cultura popular, el significado moral de la Modernidad y el impacto del capitalismo sobre la esfera cultural. Es profesora en el Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Jerusalén y ha sido profesora visitante de L’École des Hautes Études en Science Sociales (Ehess) y de la Universidad de Princeton. Sus obras han sido traducidas a más de 10 idiomas.

Algunos de sus libros son Intimidades congeladas, El consumo de la utopía romántica y La salvación del alma moderna. Terapia, emociones y la cultura de la autoayuda. En 2005, su libro Oprah Winfrey y el glamour de la Miseria, sobre la presentadora Oprah Winfrey, ganó el Premio al Mejor Libro de la Asociación Americana de Sociología, sección Cultura, asociación que también había premiado el anterior. En 2009, fue elegida por el periódico alemán Die Zeit como uno de los doce pensadores que probablemente cambien el pensamiento del futuro.

Según Barrancos, la autora es “una de las más destacadas oficiantes de la sociología de los sentimientos, corriente a la que ha contribuido en forma decisiva. El punto de vista de Illouz enraiza en varias tradiciones epistemológicas, pero me animaría a sostener que su visión de la subjetividad moderna debita especialmente a la tradición de la Escuela crítica de Frankfurt –surgida en los años 1920, con continuadores como Honneth–, a la perspectiva de Michel Foucault, a notas de la sociología reflexiva de Bourdieu, pero también absorbe versiones del feminismo con especial presencia de Judith Butler. Si todos estos vertederos han contribuido al pensamiento de Illouz, su juicio radical sobre la cultura mercantilizada y las formas alienadas del sujeto contemporáneo revelan compromiso con las ideas clásicas de Marx. Pero Illouz está muy lejos de ser una sintetizadora de esas y otras vertientes, hay un cúmulo de originalidad y de renovación en sus formulaciones”.

“Illouz –sigue Barrancos– reafirma de modo contundente el papel que juegan las emociones en la vida moderna y llama la atención sobre fenómenos que a menudo son dejados de lado en las investigaciones sobre la interacción humana. En su perspectiva, los resortes emocionales definen las características mismas de los intercambios, y no puede ser más paradójico el hecho de que la ‘racionalidad’ que se insufla a nuestra convivencia se asienta sobre operaciones destinadas a burilarlos en sentidos que comprometen la esencia de lo auténticamente humano.”