Ricardo Alarcón es presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba. En los medios internacionales suelen definirlo como el “número 3” de la revolución cubana, detrás de Fidel y Raúl Castro. Es un diplomático de mucha experiencia, que tuvo distintos cargos en el gobierno cubano. Fue ministro, canciller y embajador ante las Naciones Unidas durante 14 años: en ese período vivió en Nueva York, lo que lo convirtió en uno de los principales especialistas en política estadounidense que hay en la isla. Aunque sus colaboradores lo tratan con mucho respeto y lo llaman “presidente”, Alarcón no pierde el estilo entre desenfadado y llano que caracteriza a los cubanos.
Como ex canciller tiene autoridad en la materia, y por eso habla de la situación hemisférica, del panorama en el Cono Sur con los gobiernos de Néstor Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva, de las denuncias del gobierno norteamericano sobre un supuesto “eje del mal” en América latina compuesto por Cuba y Venezuela.
Ni Fidel Castro ni su canciller Felipe Pérez Roque estarán en la IV Cumbre de las Américas que comenzará esta semana en Mar del Plata. Cuba no participará porque está excluida de la Organización de Estados Americanos (OEA). En todo caso, la posición de Cuba en muchos temas de debate estaría mucho más cerca de los reclamos de la Cumbre de los Pueblos que en el documento oficial.