DISCOS
› LOS SELLOS APUNTAN AL MERCADO DEL DVD MUSICAL
Rock nacional, rock digital
11 episodios sinfónicos, Los Abuelos de la Nada en vivo y Say No More 50º aniversario abren una tendencia que promete afirmarse.
› Por Eduardo Fabregat
En un medio castigado por la crisis recurrente y la piratería, las cifras no podían pasar inadvertidas: según los balances de Capif (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas), el DVD musical viene experimentando un crecimiento que exige atención. En 2001, la venta total fue de 12.786 unidades, pero en el 2002 ese número creció un 363 por ciento para llegar a 59.174 DVD vendidos. En 2003, en tanto, las ventas del formato ascendieron un 105 por ciento, llegando a 121.016 unidades. Más que una buena noticia, en la Argentina un mercado en expansión debe ser entendido como un milagro. Y, como a los milagros no se los deja pasar así como así, los sellos discográficos locales ya fijaron una de sus pautas para 2004: apuntalar y alimentar ese pequeño fenómeno, ofrecer productos como el reciente lanzamiento de Linkin Park (que integra un disco de audio y un DVD), darle continuidad a la comercialización local de cajitas realizadas en el primer mundo o propiciar el lanzamiento de discos que aprovechen el rico historial argentino.
Aunque no lo admitan abiertamente, hace rato que en los escritorios de las grandes compañías se lleva a cabo el debate sobre cuándo será la defunción del CD, y cuál será –dada la imposibilidad de combatir efectivamente el avance pirata– la forma del negocio en el siglo XXI. La venta de canciones “legales” en la web es sólo una de las muchas variantes que se consideran, pero el formato DVD y DVD ROM no es nada desdeñable... a pesar de que empiezan a brotar quemadoras que prometen nuevos dolores de cabeza. La intención, de cualquier manera, es darle impulso a un mercado jaqueado por la facilidad de conseguir música en las mantas piratas o en la web. En la Argentina, la estabilización y reducción de precios de las máquinas reproductoras en la era posdevaluación, y su consi- guiente repunte de ventas, permiten abrirle un crédito al DVD musical.
A diferencia de lo que ocurre en el rubro de películas, el casillero de rock local está casi virgen. Pero en la última porción de 2003, tres lanzamientos comenzaron a recorrer el camino. Cada cual a su manera, 11 episodios sinfónicos (Gustavo Cerati, BMG), Say No More 50º aniversario (Charly García, International DVD Group) y Los Abuelos de la Nada en vivo (Universal) intentan aprovechar la calidad de imagen y sonido del formato y su capacidad para integrar “extras” para atraer al usuario de DVD con corazoncito argento. En consonancia con su habitual preocupación por todo lo que rodea al acto simple de las canciones, Cerati hizo jugar también aquí su obsesión por la forma, armando un disco que contempla las exquisiteces de su concierto sinfónico del 6 de agosto de 2001 en el Teatro Avenida. Con una mezcla de sonido demoledora, entonces, suenan las versiones de Canción animal, Corazón delator, Signos o Raíz, algunas de ellas con sistema multicámara y acompañadas por un detallado documental en el que Cerati, el arreglador y aquí director de orquesta Alejandro Terán y el sonidista Eduardo Bergallo, entre otros, dan cuenta de la aventura.
Lo de Charly García es otra cosa. No por una comparación de calidades musicales sino porque lo que ofrece el 50º aniversario (refiriendo, claro, a su cumpleaños 2001) es un continuum de canciones que entrelazan sus apariciones de ese año en El Teatro, el Say No More Bar (con un sonido más bien lamentable), el Teatro Coliseo y hasta el show de Sui Generis en Boca, en diciembre de 2000. En el medio hay, claro, momentos muy SNM, como la “explicación” de cada uno de sus dedos en el bus que lo lleva a la Bombonera, una oscura imagen en un hotel de Ibiza con una odalisca bailando en topless (“Es la influencia árabe en mis composiciones”, dice García con una sonrisa mefistofélica) y una deliciosa versión a dúo de No te animás a despegar con María Gabriela Epumer, en la que confiesa: “Vamos a tocar esta pieza que hemos ensayado tres minutos”. El desfile incluye a amigos como Fito Páez, Gustavo Cerati, Pedro Aznar, León Gieco y un largo etcétera, en un documento digital de la vida y el canto según Charly. El DVD de Los Abuelos, en tanto, viene con el plus de dos discos de audio con versiones en vivo y en estudio. Aquí no hay mucho para rescatar en el plano visual, ya que todo lo registrado en el rock argentino de los ‘80 no contó precisamente con tecnología de punta. Pero al menos desaparece el típico soplido de cinta VHS, y el DVD permite una revisión histórica de cómo mutó el sonido de la banda en apenas dos años. Allí está el show de 1983 en el Luna Park, la primera formación en plenitud demostrando que –por ejemplo– antes que protagonista en un sonado escándalo de drogas de los ‘90, Gustavo Bazterrica era un guitarrista electrizante. Dos años después, en el Opera y ya con conflictos internos que habían provocado la deserción del Vasco, el ingreso de Gringui Herrera y Daniel Melingo y la inminente partida de Andrés Calamaro, Los Abuelos parecen otros, con un sonido de teclados y percusión modernizado, raros peinados nuevos y estrenos como el luego explotadísimo Costumbres argentinas. Eso sí: ni vale la pena entrar a la sección Discografía, donde el rigor periodístico brilla por su ausencia. Algunas costumbres argentinas nunca se pierden.