Si hay una entidad empresaria alineada con el Gobierno, ésa es la Unión Industrial. Pero como todas las cámaras patronales, busca que sus inquietudes sean escuchadas por los funcionarios. La central fabril venía solicitando una audiencia con Cristina Fernández prácticamente desde el día en que asumió, encuentro que finalmente se concretó ayer. Los empresarios reiteraron su identificación con la política económica, pero aprovecharon para expresar, con delicadeza, su preocupación por el abastecimiento energético, así como para reafirmar que el sector concedió estos años aumentos salariales superiores a la media.

Cristina estuvo acompañada por el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el de Economía, Martín Lousteau. Por la UIA participaron su presidente, Juan Carlos Lascurain, y sus cuatro vicepresidentes: Luis Betnaza, Federico Nicholson, José Ignacio de Mendiguren y Héctor Massuh. Los industriales elogiaron la decisión política expresada en el lanzamiento de la nueva línea de créditos para pymes del Banco Nación, que se concretó la semana pasada, y se pronunciaron a favor de la creación de una banca de desarrollo que financie la inversión a largo plazo. Advirtieron que el riesgo en esta etapa es que el crecimiento del mercado interno no sea abastecido con producción local, sino con importaciones.

El diagnóstico de la UIA se planteó más temprano en una exposición que hizo el economista jefe de la UIA, Diego Coatz. Dijo que en 2007 la totalidad del crecimiento industrial se explicó por la inversión y no por mayor utilización de la capacidad instalada como en 20032006. En ese sentido, resaltó que “el escaso desarrollo del crédito al sector privado no financiero obstaculiza el proceso inversor”. Según Coatz, dado que se fueron agotando los márgenes para invertir con recursos propios, es necesario ampliar el nivel de crédito, que hoy se concentra mayormente en el financiamiento del consumo y la vivienda.

El economista dijo que el nivel total de préstamos en el mercado local equivale a 12 por ciento del producto bruto, frente a niveles cuatro o cinco veces superiores en otros países de la región y diez veces más altos en los países desarrollados.

Pero Coatz también reflejó el optimismo de los industriales con la marcha de la economía. Estimó que el PIB crecerá este año 7,2 por ciento, en tanto que las reservas internacionales llegarían a 57.500 millones de dólares. La UIA proyectó que las exportaciones ascenderán a 67.500 millones de dólares (frente a 55.900 millones el año pasado), en tanto las importaciones se elevarán a 55.200 millones (contra 44.781 millones en 2007). De este modo el saldo comercial superavitario sería de 12.300 millones de dólares este año (150 millones más que el año pasado).

En la reunión con Cristina se trató la cuestión salarial. Los industriales mostraron datos con sus aumentos de los últimos años, a modo de justificación de por qué ahora plantean que en paritarias no están dispuestos a conceder incrementos mayores al 12 por ciento, aunque seguramente esa línea será superada.