Como tantas otras veces, explotó una burbuja creada en su momento por Domingo Cavallo y la consecuencia la pagaron los sueldos. En enero, el índice de salarios del Indec tuvo una caída de 1,34 por ciento. Fue por la suba de los aportes a las AFJP de 7 a 11 por ciento. Cavallo los había bajado en 2001 para simular un incremento de haberes, aunque en realidad fue sólo un pase de manos: los trabajadores sacaron plata de un bolsillo (el ahorro para la jubilación) para ponerlo en otro (el sueldo). Ahora que los aportes volvieron a su nivel original, los afiliados a las AFJP sintieron el golpe: sus ingresos retrocedieron 3,0 por ciento. En cambio, los salarios de los aportantes a reparto aumentaron 0,98 por ciento. Los sueldos de los empleados en negro –sin aportes– avanzaron 2,47 por ciento. Esto es usual en el verano por la generación de empleos vinculados con el turismo. Para los empleados públicos, en tanto, no hubo variación. El promedio general, sin contabilizar la suba de aportes a las AFJP, trepó en enero 0,99 por ciento. En el último año, el incremento promedio fue del 23,87.