Los productores rurales continuarán hoy con el lock-out que vienen llevando adelante en rechazo a la suba de las retenciones a la soja y el girasol. El objetivo de los empresarios es que el Gobierno revea la medida y amenazan con extender la protesta por tiempo indeterminado si no obtienen respuesta. Desde Economía respondieron ayer a Página/12 que “no está previsto introducir cambios en el sistema de retenciones móviles anunciado el martes y mucho menos con una medida de fuerza como telón de fondo”.

Ayer había trascendido que el Gobierno estaba evaluando bajarles las retenciones a los pequeños productores, pero en Economía aseguraron que una medida de esas características sería muy difícil de implementar. “Lo único nuevo que podría haber es algún incentivo para los productores de zonas marginales que tienen costos de flete más alto”, agregaron.

Los dirigentes rurales, por su parte, continuaron ayer despotricando contra el anuncio oficial. Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) fijó la posición más dura al asegurar que no negociarán si el Gobierno no da marcha atrás. “Pretendemos que se retrotraiga la decisión para poder conversar con el Gobierno. Es una medida tan errada que no tiene sentido aceptar ninguna gestión si antes no se revisa lo hecho”, sostuvo Javier Jayo Ordoqui, secretario de CRA.

El vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, reconoció, en cambio, la existencia de conversaciones informales con el Gobierno, pero luego intentó mostrarse como un dirigente que ha sido sobrepasado por una rebelión surgida desde las bases. “Puede haber habido conversaciones, pero formalmente no hay nada. Esto es muy parecido a un cacerolazo y no se pueden pactar cosas atrás del enorme disgusto de la gente: las cosas tienen que ser tratadas en el carril de diálogo pero después de rever las medidas que se tomaron”, expresó.

Luego negó que vaya a haber desabastecimiento. “Nuestra idea no es provocar un desabastecimiento de alimentos en las zonas urbanas. No es un paro contra la población”, sostuvo. “Hace pocos días, el Gobierno dijo que en las carnicerías, los precios que se pactaron con los frigoríficos iban a tardar más de diez días en llegar al público porque las cámaras frigoríficas estaban abarrotadas de carne comprada a precios mayores a los establecidos en el convenio. Esta es una de las cosas que hemos tenido en cuenta al momento de decidir no comercializar carne y granos hasta el próximo miércoles 19”, concluyó Biolcati.

El presidente de Federación Agraria, Eduardo Buzzi, se mostró, por su parte, entusiasmado frente a las versiones que indicaban la posibilidad de aplicar retenciones diferenciales según el tamaño del productor. “Es una de las variantes que hacen falta para salir de la angustia que tenemos hoy”, sostuvo. Sin embargo, después reconoció que “no hay ninguna instancia convocada, ni medida oficial. Hasta acá el Gobierno sigue con su lógica de esquilmar al interior, creando condiciones de mayor concentración”, declaró.

Las retenciones diferenciales son muy difíciles de aplicar porque los productores no son quienes exportan. Por lo general, le venden su mercadería a un acopiador que a su vez se la gira a una cerealera. Por lo tanto, es muy difícil discriminar la soja y el girasol según su origen una vez que llega al puerto. Además, un gran porcentaje de los productores pequeños comercializa la mercadería en negro y lo único que le sirve es recibir el precio de mercado sin intermediación estatal. Cualquier alternativa, como por ejemplo las compensaciones, los obligaría a blanquear sus operaciones y pagar impuestos para recibirlas. Por eso los subsidios no generan entusiasmo.