JP Morgan Chase anunció ayer por la noche la compra de Bear Stearns, el quinto mayor banco de inversión de Estados Unidos. La entidad neoyorquina estaba experimentando graves problemas de liquidez y el último viernes sus acciones se habían derrumbado en Wall Street. La negociación se llevó adelante contrarreloj para formalizar la operación antes de la apertura de los mercados asiáticos. Según trascendió, la firma pagará apenas dos dólares por acción.

Bear estuvo el viernes al borde de la quiebra y fue rescatado a último momento por la Reserva Federal estadounidense. “Bear Stearns ha estado expuesto a multitud de rumores en el mercado sobre nuestra liquidez. Hemos tratado de hacer frente y disipar los rumores y separar los hechos de la ficción. Sin embargo, debido a esos comentarios del mercado, nuestra liquidez se ha deteriorado de forma significativa en las últimas 24 horas”, había reconocido el consejero delegado de la compañía, Alan Schwartz, el viernes pasado. Tras el anuncio de Schwartz, las acciones del banco se desplomaron en la Bolsa de Nueva York al caer un 47,4 por ciento hasta los 30 dólares y arrastraron al resto de las firmas financieras, que en su conjunto bajaron un 3,72 por ciento. La FED evitó la quiebra al proveerle financiación y ayer apareció JP Morgan. La entidad compradora anunció que “garantiza las obligaciones comerciales de Bear Stearns y de sus filiales, y que la dirección asegura la supervisión de sus operaciones”. Una caída de Bear Stearns hubiese provocado una nueva corrida financiera y una mayor restricción en el acceso al crédito frenando aún más la actividad económica en Estados Unidos.xc