Jue 12.09.2002

ECONOMíA

El FMI pasó la lista de reclamos ante las narices de sindicalistas

Gilbert Terrier, representante del FMI en la Argentina, enumeró las tareas a realizar por el gobierno de Duhalde en una Conferencia Internacional, con presencia mayoritaria de gremialistas. “Hipócrita”, le gritaron al funcionario.

El Fondo Monetario Internacional insistió ayer en la necesidad de que exista consenso político y social para desarrollar políticas económicas en la Argentina, al tiempo que destacó los logros alcanzados por el gobierno de Eduardo Duhalde en las últimas semanas en su afán por estabilizar la economía. Las declaraciones tuvieron como marco la Conferencia Internacional “Deuda Externa y Desarrollo: veinte años después” y fueron recibidas con fuertes abucheos por la nutrida audiencia sindical que se reunió en Parque Norte con motivo de este encuentro. “Los mercados financieros se mantienen estables, así como también los niveles de inflación, los depósitos del sistema bancario dejaron de salir a través de amparos judiciales y las finanzas públicas mejoraron”, dijo el representante del FMI en el país, Gilbert Terrier, al tiempo que sugirió “consolidar estos logros” a través de mejoras en las cuentas fiscales y superávits primarios”.
Terrier confirmó que la financiación estará disponible para la Argentina cuando se alcance un acuerdo con el FMI y sugirió un programa de siete puntos que el Gobierno debería cumplir para que estén dadas las condiciones para un entendimiento que implique la llegada de fondos frescos para el país. Entre esas premisas, mencionó la necesidad de una reforma fiscal, de reducir los déficit provinciales, eliminar las cuasimonedas y desarrollar un programa monetario que mantenga baja la inflación.
También señaló la urgencia de levantar las restricciones al sistema bancario y terminar con el corralito y los amparos judiciales y calificó como temas centrales para el FMI que se mantenga la independencia del Banco Central y que los mecanismos de mercado sean los que pongan los precios a los productos y las tarifas a los servicios públicos. Otra de las sugerencias que esbozó el funcionario fue la de “asegurar una protección social efectiva”. Terrier destacó que fue “acertada” la decisión del Gobierno de iniciar un diálogo con los acreedores privados porque, dijo, “entendieron que si no hay financiamiento no hay crecimiento posible”.
No dejó fuera de este borrador de medidas “la necesidad que tiene la Argentina de continuar su proceso de reformas estructurales, reforzando la administración central, revirtiendo controles de cambio y levantando las restricciones al sistema bancario”. Como última sugerencia resaltó la necesidad de “mantener las reglas de juego legales para los inversores” y de “una mejora social para los pobres”, lo que fue recibido con un grito de “hipócritas” de parte de los presentes, mayoritariamente conformada por representantes sindicales. Los insultos no amedrentaron al funcionario del Fondo, que a continuación subrayó que “el FMI apoya el esfuerzo que realiza el Gobierno y lo seguirá haciendo para que la Argentina desarrolle un programa fuerte que le permita seguir creciendo”.
Por su parte, representantes del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo explicaron las raíces de la deuda externa argentina y analizaron la responsabilidad que en ella tuvieron gobiernos, organismos y ciudadanos. Sandra Scicilini, del BM, y Richard Fletcher, del BID, hicieron su “mea culpa” ante representantes sindicalistas. Scicilini inició su discurso aclarando que no se detendría en diagnósticos sino que sólo analizaría la responsabilidad de la entidad en la crisis argentina.
Esto dejó tranquila a la audiencia, que había quedado convulsionada luego de los consejos vertidos por Gilbert Terrier. Scicilini insistió en que, a diferencia del FMI, el Banco Mundial no puede prorrogar vencimientos y adelantó que la llegada de una asistencia financiera a la Argentina está sujeta a que el Gobierno acuerde con el Fondo.
Fletcher, en tanto, dijo que “es necesario vivir con lo nuestro”, que, al contrario que sus colegas, consiguió gestos de aprobación y algunos tímidos aplausos entre los presentes. “Todos somos responsables” de esta crisis, continuó, mientras se preguntaba dónde estaban las organizacionesde la sociedad civil en momentos en que los créditos seguían llegando y el país continuaba endeudándose hasta niveles irracionales.

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