Desde San Pablo

Los números son contundentes: el Estado de San Pablo importa por 43 mil millones de dólares al año, casi tanto como la Argentina, y los productos locales sólo cubren siete mil millones de aquel monto. Ese solo dato basta para entender el afán que mueve a los ochenta empresarios pymes que llegaron ayer hasta esta capital en una misión comercial armada por la Cancillería y bajo el comando directo de Jorge Taiana. Revertir el déficit del comercio bilateral es una meta de política pública que mueve muchos negocios privados e intereses políticos. Los gobernadores de Buenos Aires, Daniel Scioli, y de Chubut, Mario Das Neves, integran la comitiva oficial, a la que se acopló casi en pleno la cúpula de la Unión Industrial Argentina.

La anfitriona de la cena de anoche ofrecida en el Jockey Club, el primer evento público de una gira que el miércoles llegará también hasta el corazón de Minas Gerais, fue nada menos que la Federación de Industriales del Estado de San Pablo (Fiesp), verdadero núcleo de poder que, a diferencia de la UIA, suele tomar distancia del gobierno de Lula.

Es sólo una de las varias misiones comerciales que viene organizando el Palacio San Martín para promover las exportaciones locales y la segunda en los dos últimos años a Brasil. Pero quizá la más importante de toda la serie por los intereses en juego con el principal socio comercial.

La primera visita promocional a este país fue al bellísimo aunque empobrecido Nordeste y tuvo por fin eliminar la intermediación paulista en los negocios que podían hacer los argentinos. Ahora, la idea es atacar el núcleo de oportunidades que se abren para firmas locales de los rubros más diversos (desde vinos finos a servicios turísticos, pasando por productos metalúrgicos) tanto en territorio paulista como en Minas Gerais: Belo Horizonte será desde mañana la segunda posta vendedora.

Las ventas a Brasil están en ascenso. Sólo en enero pasado se incrementaron un 68 por ciento en relación con el mismo mes de 2007. Argentina es el tercer proveedor externo de esa nación, luego de Estados Unidos y China. También aumentan las importaciones. Pero ese intercambio creciente lleva cincuenta y nueve meses de saldo negativo para la Argentina, que no pudo aprovechar a pleno las ventajas que hoy ofrece la relación cambiaria. Con un dólar más barato, la nación vecina resulta menos competitiva. Otra cuestión que talla es que el grueso de las ventas al tentador mercado brasileño están concentradas en pocos bienes, como automotores y cereales. Scioli lo tiene claro. Por eso decidió venir él mismo a hacer un doble testeo antes de seguir hacia Río de Janeiro para participar en un seminario político. El gobernador de Buenos Aires quiere evaluar qué posibilidades tiene el tercio de firmas de su provincia que integran esta misión y, al mismo tiempo, qué chances hay de captar capitales brasileños para nuevos emprendimientos.

Ambos gobernadores se reunirán hoy con su par paulista, José Serra, y el embajador argentino Roberto Raimondo. Será antes de que comiencen las denominadas rondas de negocios, que ponen en un cara a cara a empresarios de ambos países. El contacto directo puede facilitar el cierre de operaciones, en particular si se atiende que el grueso de los hombres de empresa que vinieron no pertenecen a los denominados sectores “sensibles”, aquellos en los que hay intereses contrapuestos porque se fabrica lo mismo de uno y otro lado de la frontera, generalmente con mejores precios del lado brasileño. Calzados o televisores son ejemplos de segmentos donde existen rispideces.

El dato político, en esta ocasión, quizá sea la llegada del comité ejecutivo de la UIA, encabezado por su propio titular, Juan Carlos Lascurain. Un dirigente hermanado con las políticas K desde el gobierno de Néstor Kirchner y con idéntica postura ante el de Cristina. La Fiesp, dirigida por Paulo Skaf, es quizá más eficaz a la hora del lobby pero está mucho menos comprometida con la visión gubernamental, no duda en polemizar públicamente con el gobierno de Inácio Lula da Silva. Imposible no escucharla: es el poder económico real del Estado más rico de Brasil.