ECONOMíA › CONSECUENCIAS DE LOS CORTES
› Por Fernando Krakowiak
Los empresarios del campo están empezando a sufrir las consecuencias no deseadas del lockout que llevaron adelante durante 21 días. Ahora todos quieren terminar de cosechar y vender sus granos lo antes posible, pero reconocen que habrá dificultades para conseguir gasoil, cosechadoras y camiones. Se espera una producción record de soja y la protesta hizo que la demanda de esos bienes y servicios se concentre en un período más acotado de tiempo, agudizando los problemas logísticos.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires informó que el lockout retrasó la cosecha de todos los cultivos respecto al mismo período de la campaña anterior. En el caso de la soja, la trilla alcanza apenas el 4,7 por ciento de la siembra, abarcando un área de 790 mil hectáreas que, con los rindes logrados, mantiene la proyección de 47 millones de toneladas. Durante el bloqueo, la mayoría de los chacareros continuó con las labores de recolección almacenando la producción en sus propios campos y/o en silos cercanos. Sin embargo, algunos prefirieron suspender las tareas para no tener que afrontar el costo extra que supone ese almacenaje, situación que explica el retraso. El problema es que los tiempos para la cosecha se acortan y ahora todos se apuran para evitar que disminuyan los rindes de la soja.
La consecuencia es una fuerte demanda de gasoil, lo que hace prever problemas en el corto plazo. “El año pasado ya tuvimos muchas dificultades para conseguir combustible y ahora la situación va a empeorar porque la protesta hizo que todos estén trabajando contrarreloj”, sostuvo una fuente del sector. Con las cosechadoras el escenario es similar porque muchos productores no tienen máquina propia y necesitan alquilarla.
El otro gran cuello de botella se va a producir al momento de transportar los granos, sobre todo en el centro y norte de Buenos Aires y el sur de Córdoba y Santa Fe. La expansión acelerada de la soja ya produjo inconvenientes en el pasado (en la última década la producción aumentó de 15 a 45 millones de toneladas), pero ahora la situación será peor. Rubén Agugliaro, presidente de la Confederación Argentina de Transporte Automotor de Cargas (Catac), aseguró a Página/12 que tienen previsto trabajar en distintos turnos para asegurar el transporte durante las 24 horas. “Nuestro sector perdió mucho con este bloqueo y ahora estamos dispuestos a trabajar más para tratar de recuperarnos”, sostuvo.
Sin embargo, otras fuentes del sector afirman que el problema será inevitable. Cada camión transporta cerca de 30 toneladas y la cosecha que va ir destinada a los puertos en las próximas semanas supera los 50 millones de toneladas. Eso es equivalente a la carga de 1,6 millón de camiones. Agugliaro aseguró que están disponibles cerca de 200 mil camiones. Por lo tanto, en los próximos 30 días los chacareros pelearán codo a codo para ver quién se puede asegurar el flete primero.
En Catac sostienen que no aprovecharán la situación para cobrar más porque hace poco se acordó una tarifa fija por tonelada para todo el año, que sólo varía según las distancias. Los productores, en cambio, dicen que esos precios son sólo orientativos y que los fleteros van a querer sacar una ventaja debido a la mayor demanda.
También habrá problemas con el flete internacional. Durante el lockout, algunos barcos graneleros quedaron varados en los distintos puertos a la espera de la mercadería, lo que implicó un gasto adicional de entre 50 y 70 mil dólares por día de demora. Sin embargo, quienes no pagaron ese dinero tuvieron que dejar partir las naves y ahora esperan que la empresa que les provee el servicio les envíe otro barco que esté en algún puerto cercano. Si eso no es posible, deberán esperar la vuelta de las naves que partieron, lo que puede demorar entre 28 y 45 días, según el destino hacia el que hayan partido.
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