ECONOMíA › LOS SALARIOS, SEGúN LA UIA
› Por Cledis Candelaresi
Cuidando de no minar el acuerdo social en ciernes, los dirigentes de la Unión Industrial Argentina evitan por estas horas decirlo en público claramente, pero están totalmente convencidos de que la única forma de otorgar mejoras salariales es ligándola a la productividad de cada sector y no según la evolución de los precios. “De no moderarse las subas salariales podrían comprometerse inversiones y la generación de nuevos puestos de trabajo”, advierte un reciente informe del Centro de Estudios de la central.
Las consideraciones que los empresarios formularon ayer ante Cristina Fernández de Kirchner están avaladas por ese trabajo técnico (ver nota página 4). Desde la caída de la convertibilidad hasta fin del año pasado, los sueldos de la industria se habrían incrementado un 224,4 por ciento contra el 167 promedio de las remuneraciones en blanco. Pero el contraste es mayor contra un Indice de Precios al Consumidor que en ese lapso subió un 105 por ciento. En otros términos, y según el enfoque patronal, los trabajadores del rubro le habrían ganado con creces a la inflación, por lo que hacia adelante el parámetro no tendría por qué ser el de los precios. Según subraya el informe, el trabajo habría subido su participación en el PBI hasta un 43 por ciento, el mejor nivel desde 1993.
Este cuadro se completa con una de las ideas fuerzas enarboladas por los empresarios: los ajustes salariales tienen que acompañar a los aumentos por productividad. “En pos de no erosionar la competitividad del sector, los aumentos salariales deben ser previsibles e ir en concordancia con la productividad de cada rama”, sentencia el último estudio sobre la evolución de precios y salarios que hizo la UIA, dejando sentada la otra pauta a la que aspiran los empleadores fabriles: debe haber margen para que cada sector recomponga sueldos según la suerte del negocio, lo que haría más difícil fijar una norma general. A entender de la UIA, hay rubros como el de la alimentación, textil, caucho, automotriz y máquinas herramientas cuyos empleados habrían tenido la fortuna de casi duplicar la inflación oficial.
Esto no implica que los industriales ignoren la necesidad de algún paraguas que permita a los salarios protegerse de la suba real que están teniendo los precios, ya que en esa carrera los sueldos siempre llegan después. Por eso, el propio Juan Carlos Lascurain, titular de la Unión Industrial, propone que el ajuste en esta coyuntura y para todo el 2008 surja de un mix: 12 por ciento como “recomposición” frente a la inflación y entre 3 y 4 puntos adicionales como mejora por “productividad”. La UIA es contraria al congelamiento de precios y salarios, pero igualmente enemiga de cualquier cláusula gatillo.
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