ECONOMíA › MECANISMOS PRUDENCIALES EN EL FRENTE CAMBIARIO ANTE LA CRISIS INTERNACIONAL Y EL LOCKOUT AGROPECUARIO
La intensificación de la fuga de capitales y la presión sobre el dólar no generaron una crisis financiera debido a la serie de medidas de defensas para amortiguar el movimiento de capitales especulativos.
Producción: Tomás Lukin
Por Alejandro Vanoli *
La sobrerreacción verificada en los mercados en las últimas semanas puede atribuirse en gran parte a la incertidumbre generada por el lockout del sector agropecuario, en un contexto de persistencia de la turbulencia financiera internacional. Esta situación fue aprovechada por algunos trasnochados nostálgicos del modelo 1976-2001 para tratar de recrear en la población una sensación de inestabilidad económica y financiera. A diferencia de los noventa, el modelo actual se apoya en sólidos fundamentos macroeconómicos que hicieron posible más de sesenta meses de crecimiento sostenido. La situación en el sistema financiero también es diametralmente opuesta. En 2001 el sistema bancario tenía un severo descalce de monedas entre activos y pasivos y el Banco Central estaba restringido para actuar como prestamista de última instancia. Luego de la crisis, se eliminó este descalce y el BCRA tiene margen de maniobra para velar por la liquidez y la solvencia del sistema financiero.
Si bien es cierto que en las últimas semanas causaron efecto la incertidumbre provocada por las mencionadas usinas de rumores, no existe posibilidad de una crisis cambiaria ni financiera. El BCRA actualmente dispone de las reservas necesarias para frenar un ataque especulativo y los bancos exhiben adecuados niveles tanto de integración de capital como de liquidez. La última semana evidenció una significativa recuperación en los mercados, prevaleciendo la racionalidad y no el pánico en el análisis de la situación objetiva y quedando de manifiesto la decisión del gobierno nacional de actuar con contundencia para evitar distorsiones en los precios de los activos financieros.
Si estas turbulencias globales se hubiesen producido con las políticas macro y de apertura promovidas por la mal llamada ortodoxia, la Argentina estaría sufriendo una severa crisis. La adopción por parte de nuestro país de controles prudenciales al ingreso y egreso de capitales especulativos minimizaron la volatilidad cambiaria, lo que permitió reducir el impacto de la crisis internacional en nuestra economía. En momentos de alta inestabilidad global y en ausencia de una adecuada regulación financiera mundial, es necesario mantener los citados controles como lo hicieron Chile, Malasia, China y Taiwán, y que reintrodujeron otros países como Perú y Colombia que desalientan este tipo de operaciones y protegen su economía ante bruscos movimientos de capitales cortoplacistas.
Hoy en día, entonces, Argentina se encuentra mucho mejor posicionada que en otras crisis. La estrategia de crecimiento basado primordialmente en el ahorro interno, nos permite tener una mayor independencia de los vaivenes de los ciclos financieros internacionales. Más allá de los importantes logros conseguidos desde 2003 quedan aún serios desafíos para colocar definitivamente a nuestro país en la senda del desarrollo económico y social. Las lecciones del pasado y las turbulencias recientemente vividas exigen una profunda madurez por parte de los diversos sectores económicos y sociales para evitar la repetición de situaciones de stress financiero y el logro del objetivo del desarrollo. En tal sentido un acuerdo social orientado al crecimiento y la equidad, en el marco de los ejes estratégicos de políticas efectuados en estos cinco años, será una contribución fundamental para responder a los actuales desafíos. Una tarea primordial de esta estrategia es ampliar y mejorar los canales de financiamiento a la producción. Es absolutamente necesario consolidar un mercado de capitales nacional, orientado a fomentar el ahorro interno, evitando la dependencia del ahorro externo, y dotar de adecuado financiamiento a la economía real; empresas nacionales, nuevos emprendimientos y obras de infraestructura, a plazos y tasas razonables. Ello permitirá potenciar un círculo virtuoso de ahorro inversión y crecimiento que permita consolidar el desarrollo con inclusión social.
* Economista. Vicepresidente de la CNV.
Por Mariano Borzel *
Desde principios de 2005 hasta mediados de 2007, el balance de divisas registró un cambio significativo en lo que respecta a la formación de activos externos del sector privado. Fue un período de fuerte caída de las compras privadas de dólares para el colchón y para realizar inversiones financieras en el exterior, combinado con algunos momentos de ventas netas de moneda extranjera. Con un crecimiento elevado, un sistema financiero en vías de normalización y fuertes ingresos de divisas por exportaciones –que permiten engrosar las reservas y reducen las expectativas de depreciación cambiaria–, la opción de mantenerse en pesos era claramente preferible al dólar. En este contexto, el Banco Central estableció un encaje del 30 por ciento al ingreso de capitales golondrina, en junio de 2005. La norma se sumó al requisito mínimo de permanencia de un año y estuvo destinada a evitar la apreciación del peso y ayudar al manejo de la política monetaria. Estas medidas aún se encuentran en vigencia.
La crisis hipotecaria norteamericana y, más tarde, la incertidumbre derivada del conflicto por las retenciones marcaron un punto de inflexión. La salida mensual promedio de dólares financieros llegó a alcanzar los 8100 millones de dólares en el segundo semestre de 2007. El cambio de comportamiento es notable al compararlo con el ingreso neto de fondos por 500 millones observado en la primera mitad de 2007. Fue gracias a la cuantiosa liquidación de exportaciones del tercer trimestre –el de mayor fuga– que se logró compensar la dinámica de la cuenta capital y dejar inalteradas las reservas. En los dos trimestres siguientes volvieron a observarse una suba fuerte de reservas en un contexto de mayor superávit comercial y menor salida de capitales.
La caída en las reservas observada entre abril y mediados de mayo (unos 1400 millones de dólares) se asocia a un escenario de mayor incertidumbre y menores liquidaciones de exportaciones originado por el conflicto entre el gobierno y las entidades del campo. Ese monto representa el sacrificio que realizó el BCRA para evitar la disparada del dólar. En este panorama, la existencia de controles de cambios, como la obligatoriedad de liquidar divisas para los exportadores y los límites para la compra de moneda extranjera, jugó un papel fundamental para morigerar la caída de las reservas y controlar el tipo de cambio. Una expresión de la efectividad de los controles es el auge de los “coleros”, que buscan vulnerar los límites vigentes en el segmento mayorista.
Lo anterior es una muestra de la relevancia que poseen los flujos financieros sobre el proceso económico. La estrecha relación existente entre los mercados de cambios y de capitales y algunas de las principales variables, como el tipo de cambio, puede afectar severamente el sendero económico de un país y limitar la aplicación de políticas pro-desarrollo. Así, la ausencia de regulaciones a la salida de capitales puede llevar a que la simple mención de una medida de carácter progresivo que altere el statu quo (como las retenciones móviles) sea correspondida con una súbita salida de capitales, llevando a una corrida que neutralice los planes de los gobernantes.
Los recurrentes sucesos de fuga y, en la parte contraria del ciclo, apreciación cambiaria, refuerzan la necesidad de preservar un esquema de administración de la cuenta capital de carácter permanente, aunque flexible, con herramientas que contemplen tanto la entrada como la salida de fondos. Ello involucra los controles de cambios y capitales, pero también algunas normas que influencien indirectamente la dinámica de los flujos, tales como las regulaciones prudenciales del sistema financiero o las normas de prevención del lavado de dinero. Estas deben ser flexibles para poder adaptarse a las distintas coyunturas locales e internacionales, mientras que su permanencia resulta necesaria para dar un marco de coherencia a los objetivos de las autoridades. Desmantelar las normas no resulta recomendable dadas las dificultades para restablecerlas de ser necesarias. El ejemplo de los recientemente censurados controles al ingreso de capitales en Brasil, esbozados como consecuencia de la obtención del grado de inversión y los temores a la sobreapreciación cambiaria, son un aprendizaje útil que apunta en esta dirección.
* Economista del Banco Credicoop. Docente UBA.
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