Vie 06.06.2008

ECONOMíA  › DIFICULTADES DE LAS PETROLERAS PARA ACERCAR COMBUSTIBLES

Las estaciones agotan sus reservas

› Por Cledis Candelaresi

Si la obstrucción de las rutas en lugares neurálgicos de la Pampa Húmeda siguieran firmes, hacia el fin de semana el faltante de combustible se hará sentir en todo el país. La opción más drástica que barajaban las refinadoras ayer era que en escasas cuarenta y ocho horas puede haber estaciones sin combustibles, al menos las que tienen fuerte demanda, poca reserva o están en ubicaciones no accesibles a través de caminos alternativos a los bloqueados. Aun las petroleras más optimistas admitían que el esquema de transporte apenas está funcionando al 60 por ciento de lo normal.

Esta vez la responsabilidad no será de las refinadoras sino de los cortes de rutas que alteraron el equilibrio del circuito de producción, distribución y almacenamiento de los combustibles, hoy escaso también por razones estructurales. YPF, la principal abastecedora del mercado tanto en naftas como gasoil, admite esa curva descendente en el aprovisionamiento de su propia red: según un cálculo global, el miércoles sólo el 70 por ciento del volumen normal llegaba a destino, porcentaje que descendió diez puntos ayer.

Los pronósticos de las propias empresas no son totalmente certeros, ya que los bloqueos parciales de los ruralistas y los más drásticos de los transportistas se concretan de una manera errática. En algunos casos, se admite el pase selectivo de camiones, que permite filtrar algunas cisternas. En la mayor parte de los puntos elegidos para el lockout el bloqueo es más duro, al igual que sus consecuencias.

En lo inmediato, estas dificultades prometen animar el mercado negro, que fue cobrando cuerpo en los últimos tiempos debido a la diferencia de precio que hay entre el producto que se comercializa en distintas regiones. Los intermediarios –en algunos casos también dueños de estaciones de servicio– compran cantidades importantes de gasoil o naftas donde está más barata y la revenden (en particular a productores agropecuarios) a precios que suelen duplicar los de origen. Para hacer esa diferencia atractiva es preciso que haya carburante, cuya producción y reparto hoy están en problemas, lo que aventaja a quienes hayan podido acumular reservas.

Las dificultades que origina el bloqueo de rutas potencia otras previas. Las refinerías están trabajando a pleno, pero no dan abasto para satisfacer una demanda creciente. Las inversiones en curso para aumentar esa capacidad requieren un tiempo de maduración, por lo que no es posible poner de inmediato en el mercado lo que se demanda. Todo apunta a la importación para solucionar la urgencia, en particular de la falta de gasoil. Pero las petroleras son renuentes a importarlo, aun libre de impuestos, porque el precio externo es superior al que luego lo comercializan en el mercado interno. Por ese motivo hay operaciones demoradas porque las empresas especulan con la alternativa que sea la estatal Enarsa la que asuma esa operación a pérdida.

El mercado está enrarecido también por una puja fuerte entre las integradas y las que no lo son. Shell –que elabora el crudo de otros– redujo un 40 por ciento su producción de gasoil, en parte por el conflicto de los trabajadores petroleros que estos días afectó la producción de crudo en el norte de Santa Cruz. Pero también porque no quiere convalidar una suba del precio al que compra ese insumo: sus proveedoras aspiran a subir de los 42 dólares el barril a 47 y la firma angloholandesa se niega a aceptar ese aumento. Un pleito que se repite entre otros actores.

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