ECONOMíA
En los grandes centros urbanos se destruyeron 122 mil empleos
El año pasado, en Gran Córdoba, Gran Rosario y Gran Buenos Aires se produjo una catástrofe laboral. En diciembre, se perdieron 24 mil puestos de trabajo formal. Fuerte caída del empleo en la industria.
Por Claudio Scaletta
Durante el año 2001, sólo en los tres principales aglomerados urbanos del país, se destruyeron 122 mil puestos de trabajo formal, de los cuales 24 mil se perdieron en diciembre. De acuerdo con la encuesta de indicadores laborales (EIL) que elabora el Ministerio de Trabajo y que mide la evolución del empleo en las empresas de más de 10 trabajadores, durante el año pasado el empleo disminuyó el 6,2 por ciento en el Gran Buenos Aires (GBA), el 7,9 en el Gran Córdoba (GC) y el 5,1 en el Gran Rosario (GR). Además, durante el último trimestre se registró una aceleración del proceso.
Sobre un padrón de trabajadores integrado por 1.610.000 empleados en el GBA, 210 mil en GC y 111 mil en el GR, la medición toma la diferencia entre la “tasa de entrada”, es decir los nuevos trabajadores incorporados por las empresas, y la “tasa de salida”, los despedidos. Los resultados de 2001 mostraron no solo el aumento de la tasa de salida, sino también la disminución de las entradas. Sólo en diciembre, un mes en el que tradicionalmente las empresas tienden a retener trabajadores para completar compromisos y pautas anuales, las caídas (contra noviembre) fueron del 1,3 por ciento en el GBA como y en el GC –conglomerados en los que el indicador cayó por noveno mes consecutivo– y de un moderado 0,3 por ciento en el GR, donde la caída suma 10 meses de baja consecutiva.
La región que mostró la situación más grave fue el Gran Córdoba. La tasa de salida fue del 3,7 por ciento, la segunda más alta de la historia luego del récord de 3,8 registrado en noviembre. En la explicación de la situación regional se suman varios factores. El primero fue el retraso en el sinceramiento de las variables provocado por los bonos de incentivo a las empresas otorgados a principios del gobierno de José Manuel de la Sota. El segundo fue que Córdoba, al poseer una importante estructura industrial, fue impactada de lleno por la crisis sectorial. Así, el empleo en la industria manufacturera mostró en el GC una disminución del 7,7 por ciento durante el año, sólo superada por la semiparalización de la actividad de la construcción, que se retrajo el 23,2 por ciento.
En tanto, en el GBA, la región más importante en cuanto a cantidad de trabajadores, el empleo en la industria cayó, en directa relación con la recesión en el resto del país, el 7,4 por ciento, mientras que la construcción lo hizo el 22,8 por ciento.
La grave situación de la construcción se explica por la paralización de la obra pública y por la interacción negativa entre la baja de la demanda privada y la fuerte retracción del crédito hipotecario. Así, en el Gran Rosario, donde la obra pública tuvo alguna significación, la caída del sector fue importante, pero mucho menor, el 9,8 por ciento.
Un comportamiento diferenciado se notó en el sector de “servicios financieros y a las empresas”, que mostró una baja del 6,8 por ciento en el GC, el 8 por ciento en el GR y el 3,9 en el GBA. Esta diferencia podría indicar que, frente a la crisis y la consecuente caída del crédito, muchos bancos decidieron concentrar actividades en el GBA.
En otro orden, la pérdida de empleos en el sector formal se traduce también en una multiplicación de la demanda global de empleo. Cuando un trabajador formal pierde su trabajo esto supone que no sólo el propio trabajador se vuelca a la búsqueda de un nuevo trabajo, sino también el conjunto de su núcleo familiar. Otra consecuencia es también el aumento del mercado informal. Además, al incluir en la encuesta sólo a las firmas que ocupan más de 10 de trabajadores, el resultado refleja la pérdida del empleo más estable y, por lo tanto, la situación de cambio estructural del mercado de trabajo. En este sentido se destaca que las caídas respondieron sobre todo, a la “reorganización funcional” de las empresas. También, que las firmas disminuyeron más las horas trabajadas que el número de trabajadores. En diciembre, la caída interanual (contra igual mes del año anterior) en las horas trabajadas fue del 3,2, 3,8 y 1,8 por ciento en elGBA, GC y GR respectivamente. La diferencia puede explicarse por las suspensiones y la eliminación de horas extras. Por otra parte, la caída no discriminó entre los distintos niveles de calificación. Afectó a todas las categorías, desde el personal auxiliar a los jerárquicos. En cuanto a las modalidades de contratación se observó una muy baja caída de los contratos por tiempo indeterminado, lo que indicaría que las empresas no se desprenden de los buenos trabajadores y dejan la rotación para otras modalidades de relación laboral.
Los datos de 2001 completan un ciclo iniciado en agosto de 1998, cuando empezó una caída persistente del nivel de empleo. El proceso se estabilizó entre julio de 2000 y febrero de 2001, fecha a partir de la cual la caída comenzó nuevamente con una fuerte aceleración a partir del último setiembre.
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