ECONOMíA › LOS COSTOS DE LA BAJA
› Por Fernando Krakowiak
La baja del dólar que impulsó el Banco Central para castigar a los que apostaron a una suba de la divisa durante la crisis con el campo genera cada vez más preocupación en despachos oficiales. Una alta fuente del Gobierno consultada por este diario reivindicó la decisión de frenar la “minicorrida” de aquel momento para generar tranquilidad en la población, pero agregó que Martín Redrado fue más allá de lo necesario al llevar el dólar minorista hasta 3,04 pesos, porque se terminaron gastando al menos 1000 millones de dólares de reservas sin justificación y, de mantenerse la divisa en esos valores, la recaudación se verá afectada en cerca de 500 millones de dólares durante la segunda parte del año. “Si la corrida se frenó cuando el dólar cayó a 3,15 no había necesidad de seguir vendiendo, porque esa política cambiaria se va a terminar llevando puesto el modelo productivo de los últimos cinco años”, advirtió.
El conflicto rural comenzó el martes 11 de marzo, luego de que el Gobierno anunciara la implementación de retenciones móviles y las entidades del campo respondieran con un boicot comercial y cortes de ruta. Sin embargo, la mayor corrida financiera se produjo recién el viernes 25 de abril, en medio de la “tregua” con las entidades y apenas unas horas después de la renuncia del ministro de Economía, Martín Lousteau. Ese día el dólar cerró a 3,22 pesos por las compras de grandes operadores y de pequeños ahorristas asustados. Fue la cotización más alta registrada en la era Kirchner y la suba no fue mayor porque el Banco Central vendió 300 millones de dólares de reservas, las cuales quedaron cerca de 50.200 millones.
Durante los días siguientes, la plaza cambiaria se tranquilizó debido al poder de fuego que evidenció el Central, pero la vuelta del lockout rural a comienzos de mayo reinstaló la psicosis en la city, donde comenzaron a circular rumores disparatados como el de la instauración de un “corralito” bancario similar al de 2001. En ese momento, la entidad que preside Redrado decidió castigar a los especuladores impulsando una baja en la cotización del dólar, el cual comenzó a descender de manera sostenida pese a la fuerte demanda del mercado. Entre el 12 y el 21 de mayo bajó de 3,21 a 3,16 pesos y las reservas cayeron a 49.000 millones de dólares. Para los operadores financieros quedó claro que el “operativo castigo” estaba en marcha y la presión de “los mercados” disminuyó. Sin embargo, el Central siguió vendiendo dólares.
El 3 de junio cerró a 3,10 pesos, acumulando un descenso de once centavos en dos semanas. Por entonces, las reservas ya bordeaban los 48.000 millones, pero el Central siguió con las ventas durante los días siguientes y el 24 de junio tocó el piso de 3,04 pesos, la menor cotización desde la navidad de 2005. La estrategia oficial hizo descender las reservas por debajo de los 48.000 millones de dólares e incentivó entonces la bicicleta financiera habilitándole buenos negocios a bancos e inversores extranjeros que comenzaron a vender los billetes y se aseguraron un tipo de cambio “barato” en el mercado de futuros con sólo el 10 por ciento de la inversión. El resto lo utilizaron para comprar Notas del Central a tres meses o poner el dinero a plazo fijo llegando a obtener un 17 por ciento anual.
Fuentes oficiales cuestionaron ante PáginaI12 la estrategia del Central de seguir impulsando una baja del dólar luego de haber tocado el piso de 3,15 pesos, porque entonces ya se había frenado la corrida y los especuladores habían sido castigados. Lo que vino después incentivó la bicicleta financiera, mientras las reservas seguían disminuyendo y se afectaba la recaudación fiscal de los próximos meses.
“En el segundo semestre del año pasado también se les dio una lección a los especuladores que apostaron al dólar antes de las elecciones, pero no se llegó a este extremo”, señaló la fuente. La expectativa que predomina entre las visiones más heterodoxas es que la jugada del Central sea sólo coyuntural, pero lo cierto es que el dólar comenzó a bajar de manera sostenida desde comienzos de mayo y llegó a un piso del que será difícil volver porque cualquier suba brusca en el valor de la divisa podría tener un efecto inflacionario. Además, el Banco Central logró que la semana pasada se eliminen controles para el ingreso de dólares, que estaban vigentes desde 2005. La medida deja sin efecto la obligación de inmovilizar en una cuenta y por un año el 30 por ciento de los recursos como condición para ganar disponibilidad legal y efectiva del 70 por ciento restante de lo declarado como ingreso. Por ahora, la suspensión del encaje es por 30 días corridos y el beneficio se limita sólo a residentes privados argentinos que liquiden divisas provenientes de la venta de algún activo que tengan en el exterior, pero el sector financiero ya comenzó a presionar para que se mantenga vigente esta posibilidad una vez cumplido el plazo y se amplíen los beneficiarios. Si eso se concreta, un eventual ingreso de divisas por esa vía podría presionar aún más hacia la baja el tipo de cambio.
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