ECONOMíA › ESFUERZOS DE LAS AUTORIDADES NORTEAMERICANAS PARA APROBAR EL PLAN DE RESCATE, MIENTRAS SE PROFUNDIZA LA CRISIS
Las negociaciones siguen todo el fin de semana. Buscan un acuerdo político para votar el plan de rescate del sistema financiero. Pero por la desconfianza, ayer se empezó a resquebrajar la banca minorista. Acciones en picada.
› Por Cristian Carrillo
El rescate sigue en el freezer, pero el mercado ya está al rojo vivo. Los legisladores estadounidense arrancaron temprano ayer la sesión para tratar el paquete legislativo de ayuda financiera, luego del fracaso del encuentro del presidente Bush con los candidatos republicano, John McCain, y demócrata, Barack Obama. El mandatario norteamericano intentó descomprimir la situación y envió a primera hora de ayer un mensaje “tranquilizador” a los mercados, expresando su confianza en que se aprobará el plan de rescate por 700.000 millones de dólares. Sin embargo, los congresistas de su propio partido (republicano) no parecen estar dispuestos a aceptar un intervencionismo tal en el mercado. Las palabras del líder de la principal economía del mundo perdieron toda efectividad frente a la nueva evidencia de que el sistema financiero estadounidense está colapsado.
Ayer, el banco JP Morgan Chase adquirió la cartera de depósitos del Washington Mutual en 1900 millones de dólares, luego de que el gigante de los ahorros y préstamos fuera cerrado anteayer. De esta manera, se convierte en el primer banco público víctima de la crisis y el de más envergadura que quiebra en toda la historia estadounidense (ver aparte). La institución cuenta con un capital de 307.000 millones de dólares. Por lo pronto, ese gobierno aspira a poder amortiguar el impacto del estrangulamiento crediticio, la caída del consumo, el aumento del desempleo, la menor producción y un sinnúmero de datos que dan muestra de la frágil situación estadounidense. Por su parte, el Departamento de Comercio ajustó hacia abajo el resultado de crecimiento del Producto del segundo trimestre: no fue de 3,4 por ciento, sino de 2,8.
La discusión de la noche anterior dejaba un panorama poco alentador para la apertura de los mercados de ayer. El principio de acuerdo alcanzado por las bases legislativas se topó con una campaña electoral que no da respiro. Republicanos y demócratas alcanzaron varios puntos de contacto en el mega-paquete de ayuda. Pero el primer borrador naufragó por la intransigencia de una derecha “muy conservadora” que no acepta ayuda estatal de ninguna clase. Los legisladores republicanos más comprometidos con la campaña de McCain intentan despegar de la responsabilidad de “su” gobierno en la crisis. De hecho, insisten en mostrar a Bush como alguien que no representa cabalmente la ideología de laissez faire del partido. Los demócratas son más medidos y están dispuestos a aprobar el rescate. Sólo piden una mayor regulación para que no parezca que se firma un cheque en blanco al Tesoro norteamericano.
Más allá de las disidencias, en el Capitolio admiten que en los próximos días va a alcanzarse un acuerdo. “Eso tiene que ocurrir”, sentenció la presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, Nancy Pelosi. Ayer debían cerrar las sesiones del Congreso hasta las elecciones presidenciales, pero se dispuso no finalizar el debate hasta que se apruebe un plan. En un breve discurso, el presidente Bush confió en que habrá un paquete “sustancial” de rescate financiero. Antes, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, instó otra vez a los negociadores a darle prisa al debate.
“Básicamente, la propuesta que presentó Paulson está mal estructurada”, contestó a los medios el senador republicano Richard Shelbly, de mayor jerarquía dentro del Comité de Banca del Senado. Las Cámaras seguirán todo el fin de semana trabajando sobre un borrador que podría conocerse antes del lunes. Hasta el momento, se negoció fraccionar ese financiamiento, otorgando al Tesoro 250.000 millones de dólares de manera inmediata y otros 100.000, si certifica que son necesarios. Los últimos 350.000 millones podrían ser bloqueados por una votación legislativa, según las enmiendas presentadas por los demócratas, que quieren tener un mayor control del programa. Por el momento, hablan de “progresos”.
La dilación en el desenlace del salvavidas financiero tensó aún más una atmósfera de fuerte incertidumbre. Ese nerviosismo estuvo además alimentado por noticias que hacen imposible un respiro en un mercado por demás golpeado. La crisis, que hasta el momento se cobró 1,3 billón de dólares en pérdidas y otros 900.000 millones en rescates del gobierno estadounidense, ahora se posó sobre los bancos minoristas. Hasta la semana pasada, los caídos fueron los bancos de inversión, una aseguradora y dos hipotecarias semipúblicas. Sin embargo, los efectos ya empezaron a sentirse en las entidades minoristas. Las acciones de Wachovia, National City y Downey Financial se desplomaron después de que el Washington Mutual debiera ser intervenido por autoridades reguladoras y vendido al JP Morgan Chase. La Oficina de Supervisión de Cajas de Ahorros tomó el mando del WaMu, en lo que constituye la mayor quiebra bancaria en la historia de Estados Unidos. En tanto, el Wachovia comenzó conversaciones preliminares acerca de una posible fusión con el Citigroup, el mayor banco de ese país en materia de activos.
La Bolsa de Nueva York fue un espejo de la atención en los últimos días. El Dow Jones, indicador de las principales firmas de la industria, cerró la rueda con un alza de 1,1 por ciento arriba, mientras que el Nasdaq, que agrupa los títulos tecnológicos, cayó un 0,15 por ciento. El repunte final se debió a un renovado optimismo en que se llegue a una resolución favorable en el rescate. Cerca del cierre de operaciones, la información que llegaba del Congreso aseguraba que “se estaban alcanzado avances”. Por su parte, los bancos centrales volvieron a volcar liquidez al sistema financiero. El Banco Central Europeo, el de Inglaterra y el Suizo acordaron realizar tres inyecciones conjuntas de liquidez a una semana por 74.000 millones de dólares. En tanto, el Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva incrementó 10.000 millones de dólares en sus líneas temporales de intercambio con el BCE, y otro de 3000 millones con el Nacional Suizo.
El holding JP Morgan Chase adquirió parte de los activos del Washington Mutual Inc. por 1900 millones de dólares. La operación se realizó ayer luego de que la Oficina de Supervisión de Instituciones de Ahorro tomara control sobre el gigante de ahorros y préstamos. De esta manera, el Washington, con un capital de 307.000 millones de dólares, se convierte en la mayor víctima de la crisis y en la peor quiebra en la historia de los Estados Unidos. El JP Morgan, que ya adquirió por presión del gobierno de los Estados Unidos el banco de inversión Bear Stearns, asumirá el control de las 2300 oficinas que WaMu tiene en ese país, junto con su cartera de créditos y depósitos. Las autoridades normativas tomaron el control de WaMu anteayer, después de que los clientes de la entidad prestamista con sede en Seattle retiraran 16.700 millones de dólares de sus cuentas en los últimos diez días. Las autoridades del banco en problemas comunicaron que la operación no tendrá impacto para sus depositantes y clientes. Por su parte, el JP Morgan consiguió ayer 10.000 millones de dólares tras la venta de acciones comunes, con el objetivo de aumentar su capital para financiar la compra de WaMu.
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