Desde Washington

La reunión anual del FMI y el Banco Mundial finalizará hoy con la vista puesta en las reacciones que tendrán las Bolsas del mundo, luego de los anuncios realizados por el G-7 y el G-20. La tensa calma que se vive en los alrededores de Washington, sumado a la expectativa generada por la reunión de urgencia convocada por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, forman parte de un cóctel de incertidumbre donde nadie garantiza el éxito de las medidas anunciadas. El titular del FMI, Dominique Strauss-Kahn, que viene de realizar constantes mea culpas durante todo el fin de semana, puso en duda el éxito del plan esbozado por la Casa Blanca. “El plan de rescate anunciado por Estados Unidos y el paquete de 700 mil millones de dólares aprobado por el Congreso norteamericano no funcionarán a menos que comiencen a aparecer las acciones concretas”, aseveró, con inusual franqueza, el titular del Fondo. Para esta semana, los diferentes banqueros norteamericanos esperan que la Reserva Federal juntamente con el Tesoro anuncien un plan similar al europeo que garantice los préstamos interbancarios para que vuelva la liquidez al sistema. “Luego de los anuncios realizados este fin de semana, es hora del show me the money”, graficaron a PáginaI12 funcionarios de la delegación argentina.

“Es hora de pasar a la acción”, dicen casi al unísono funcionarios, empresarios e inversionistas. En este sentido, muchos confían en que el mapa trazado en Europa luego de la reunión de ayer podría ser parte “del principio del fin” de la crisis financiera internacional. Sin embargo, de la confianza al escepticismo hay un breve paso. Todo comenzará a dirimirse cuando las Bolsas de mundo den cuenta (o no) de la efectividad de los planes anunciados durante el fin de semana. Todo lo que se dijo en Washington será puesto a prueba.

–¿Cómo van a reaccionar mañana (por hoy) los mercados? –le preguntaron en reiteradas oportunidades a Strauss-Kahn.

–Esta respuesta requiere de mucha psicología, nunca se sabe qué pasará. Aunque confío en que los mercados reaccionarán de la mejor manera –respondió el titular del Fondo, que minutos antes había mostrado su escepticismo sobre el plan lanzado desde la Casa Blanca.

El plan de la Reserva Federal y la Unión Europea podría tener sus efectos positivos (está el beneficio de la duda). Sin embargo, en la capital norteamericana surgieron cuestionamientos estructurales al sistema financiero internacional, que deberían ser tenidos en cuenta de aquí en adelante. El FMI fue creado en julio de 1944 en una conferencia internacional celebrada en Bretton Woods (New Hampshire, Estados Unidos), en la que los delegados de 44 gobiernos convinieron en un marco para la cooperación económica con el propósito de evitar la repetición de las medidas económicas que contribuyeron a la gran depresión de los años ’30. Lo curioso es que el Fondo forma parte hoy de esta crisis, ya que demostró no haber tenido la capacidad de ofrecer las herramientas necesarias para sostener el sistema financiero que ayudó a construir. Quienes se alzaron contra esta entidad –básicamente los países del G-20– reclamaron un cambio sustancial en la organización. ¿Otro sistema financiero internacional será posible?

En el concurrido y lujoso hotel Renaissance se dieron cita durante estas jornadas funcionarios, banqueros, empresarios e inversionistas (“buitres” en su mayoría). Es lo que en Washington se llamó la agenda paralela a los eventos oficiales del FMI. Y ciertamente fue el mejor lugar para palpar qué es lo que piensan y sienten los tomadores de decisiones que actúan en las sombras, escondidos detrás del sector privado.

–¿Estamos peor o mejor que la semana pasada? –preguntaron varios inversionistas al director ejecutivo del Deutsche Bank, Josef Ackerman.

–Lo que hay hasta ahora son los principios de un plan, pero la verdad es que cada país tiene sus propias regulaciones, por lo tanto la coordinación entre todos no es algo sencillo. Necesitamos saber cuáles son los detalles sobre los que están trabajando los diferentes gobiernos. Todos entendimos el mensaje, pero espero que no perdamos esta oportunidad; si no, la situación será mucho peor –respondió Ackerman.

Antes de ofrecer esta ilustrativa respuesta, el banquero indicó que Estados Unidos ya está en recesión. Otro colega que mostró su sinceridad ante el auditorio fue el presidente del Citibank, William Rhodes, quien recalcó en público, así como también por escrito en el informe del Instituto Internacional de Finanzas, que “el famoso decoupling (desacople de los países periféricos frente a los países centrales) es un mito, ya que los últimos acontecimientos demostraron que las diferentes economías son más interdependientes que nunca”.

–¿Qué será del mito de la nacionalización de bancos y empresas, del que Estados Unidos empezó a echar mano? ¿El sistema capitalista estará hablando de crear un nuevo estado de bienestar? –le preguntó PáginaI12 al director del Deutsche Bank.

–A veces la recapitalización es necesaria, sobre todo cuando algunos bancos sufrieron algunas corridas. En este sentido, quizá sea el gobierno el único que pueda dar una solución de corto plazo. Pero, sin ningún lugar a dudas, la capitalización pública tiene que volver rápidamente al sector privado. Lo fundamental es dar confianza –respondió a este diario Ackerman.

Como dijo un funcionario argentino, es la hora del “show me the money”. En estas circunstancias, los países que tienen liquidez –muchos de ellos de economías llamadas emergentes– comenzarán a ocupar un lugar cada vez más relevante en el concierto mundial, como parte del cambio estructural del que todos hablan; aunque nadie sepa muy bien cómo quedarán acomodados sus participantes.