El informe anual de inflación del Banco Central prevé para este año modestas perspectivas económicas, en parte condicionadas por un contexto internacional adverso. Muchos sectores seguirán expandiéndose, aunque de un modo mucho más limitado, y otros tendrán un retroceso neto, como el agro, el equipamiento industrial y las exportaciones. Finalmente, el PIB argentino trepará en 2009 un 4 por ciento, contra el 6 que la autoridad monetaria revela en el documento que habría crecido el año anterior, con su consiguiente corolario en el nivel de empleo: la de-socupación volvería a subir.

El trabajo técnico aconseja una “acción coordinada y simultánea” de las políticas fiscal, salarial y monetaria para “contener la desaceleración de los precios” que se estaría produciendo debido a la baja de los precios internacionales de las materias primas y la menor demanda interna.

A juicio del Central, el escenario internacional poco ayuda. En el corto plazo, “la mayor ralentización de la economía mundial podría continuar presionando a la baja los precios de los productos primarios”. A esto se suma que la situación es aún más compleja que la de los últimos trimestres debido al nivel de incertidumbre financiera, otro factor que iría en detrimento de los productos que vende el país.

Según el informe de la autoridad monetaria, en el último cuatrimestre del año pasado las exportaciones argentinas se retrajeron un 9 por ciento en volumen respecto del mismo período del año anterior. Aun así, el saldo final fue un crecimiento de entre 2 y 3 por ciento por los mejores precios de los commodities respecto de 2007. El comportamiento esperado para este año será peor aún, ya que se proyecta una caída neta de las ventas al exterior, acompañada de un retroceso en las importaciones.

Este panorama adverso habría desalentado también la inversión y el consumo, con su impacto en las expectativas sobre la evolución de los ingresos reales y el mercado laboral, que también se retraerá.

Quizá la excepción sería el sector de la construcción, que aunque no muestra su descollante performance de los últimos años, conservará “niveles elevados” en 2009, básicamente favorecida por el mayor gasto público. El trabajo del Central hace la distinción entre la retracción de la inversión privada y el estímulo que podría proporcionar el plan de obra pública anunciado por el Gobierno de 111 mil millones de pesos. Aun en este caso, la variación será sólo “levemente positiva”.

La mala noticia es para la industria, que, según el trabajo, “se espera que registre en 2009 la primera caída de su nivel de actividad desde el 2002”. Las menores ventas, tanto al exterior como al mercado interno, llevaron a las empresas a reprogramar sus planes de producción. Según las expectativas manifestadas por los empresarios que toman decisiones de inversión, la caída continuará el año próximo.

Las cosas tampoco se presentan alentadoras para el agro. Luego del leve descenso observado en 2008, el sector continuaría exhibiendo una retracción en sus niveles de actividad durante 2009, debido a las malas condiciones climáticas, la reducción de la demanda internacional y la menor inversión sectorial por la baja de los precios.

El consumo de servicios públicos sigue exhibiendo una desaceleración en su ritmo de expansión ante la reducción del gasto interno. Algunos rubros, como el sector energético o el de peaje, tendrán un impulso por el desarrollo de infraestructura que mejorará la capacidad instalada del sector. Finalmente, el panorama tampoco es muy auspicioso para los trabajadores.

La desocupación podría registrar “una leve alza” y la informalidad se mantendría en torno del 37 por ciento actual. Con esta retracción del mercado, es previsible que los aumentos salariales nominales –en su mayoría a acordar a partir de las paritarias de marzo– sean “inferiores a los de 2008”.