La crisis volvió a erosionar el empleo en los Estados Unidos. La actividad privada destruyó en febrero otros 651 mil puestos, según informó ayer el Ministerio de Trabajo de ese país. La cifra eleva la tasa de desempleo a un 8,1 por ciento de la población activa, la más alta en veinticinco años, e incluso llega a 14,8 por ciento si se toma en cuenta a los subempleados y a los trabajadores marginales. De esta manera, la economía más grande del planeta lleva perdidos 4,4 millones de puestos de trabajos desde que comenzó la recesión, en diciembre de 2007. El presidente Obama declaró: “Este no es el futuro que yo quiero para Estados Unidos, por eso firmé el Plan de Reinversión y Recuperación Económica”. La suba de la desocupación repercutió de manera negativa en Wall Street. Los principales indicadores de la Bolsa neoyorquina finalizaron sin rumbo definido, con un alza del 0,6 por ciento en el Dow Jones y una baja de 0,35 en el Nasdaq.

El derrape económico mundial golpea con crudeza al último eslabón de la cadena. La quiebra de varias entidades financieras, por la salida de depósitos del sistema, generó una seria contracción del crédito que paralizó el consumo. La ventas se derrumbaron entonces, impactando sobre el nivel de actividad y la solidez de muchas empresas de bienes y de servicios. La consecuencia final es la destrucción de puestos, ya sea para reducir costos o simplemente por quiebra de la firmas.

A pesar de esta lógica, las entidades que más trabajadores expulsaron en los últimos meses fueron los bancos. La lista abarca a Morgan Stanley, Citigroup, Goldman, Royal Bank Scotland, Amex, UBS, Merrill Lynch, Bank of America, Standard and Poor’s, Moody’s, Crédit Suisse y J. P. Morgan. El sector financiero destruyó el mes pasado 180 mil puestos, sólo detrás de servicios de ocio y esparcimiento, que eliminó 375 mil empleos. El sector manufacturero se posicionó tercero, con una caída de 168 mil, en esa lista negra.

De esta manera, el índice de desempleo saltó de 7,6 por ciento en enero a 8,1 el mes pasado, con picos de 13,4 por ciento para los trabajadores afroamericanos y de 10,9 por ciento para los hispanos. Se trata del índice de desempleo más alto desde 1983. “En febrero, la pérdida de trabajos fue grande y expandida a través de casi todas las principales industrias”, según el reporte de la cartera laboral. El departamento revisó al alza su estimación de puestos suprimidos en los dos meses anteriores: 655.000 en enero, en vez de los 598.000 anunciados; y 681.000 en diciembre, contra los 577.000 informados en su momento.

Si se toma en cuenta también la cifra del retroceso mensual, febrero fue el lapso en que más empleos se perdieron en Estados Unidos desde octubre de 1949. La tasa de desempleo subió 0,5 punto en relación con su número estimado el mes anterior, para alcanzar un nivel que no se conocía desde la salida de la recesión de comienzos de la década de 1980. El total de desocupados en ese país alcanza ahora a 12,5 millones de trabajadores.

“Esta mañana nos enteramos de que perdimos otros 651.000 empleos en todo el país, sólo en el mes de febrero”, dijo Obama durante un acto en la ciudad de Columbus, Ohio. “Eso lleva a un total pasmoso de 4,4 millones de puestos de trabajo perdidos durante la recesión”, agregó. El mandatario reconoció que tiene “la responsabilidad de actuar (...) como presidente de Estados Unidos” y recordó el plan de rescate aprobado en enero, por el cual prevé “crear o salvar” unos 3,5 millones de empleos.

Del otro lado del océano, el gobierno español, la economía más castigada en materia de desempleo por la crisis, aprobó un paquete de medidas para frenar la destrucción de puestos. El desempleo en España bordea los tres millones y medio de personas. El programa aprobado por el Consejo de Ministros incluye bonificaciones en los pagos de las cuotas de la Seguridad Social a las contrataciones de desempleados y una nueva línea para inyectar liquidez a las medianas empresas que hayan contribuido a la creación de empleo.

El deterioro de los indicadores complicó una vez más el desarrollo de los negocios bursátiles. Wall Street se inclinó a terreno negativo, reflejando las bajas del sector financiero y de la automotriz General Motors. Por su parte, el Merval terminó recortando ganancias en la medida en que fue perdiendo fuerza Wall Street. El índice que mide las catorce empresas líderes terminó un uno por ciento arriba, en 965,02 puntos, luego de haber alcanzado una ventaja máxima de 3 por ciento, mientras que el dólar se mantuvo sin cambios, en 3,65 pesos, pero en la semana subió siete centavos y ya acumula 19 centavos en lo que va del año. Asia culminó sus operaciones con una pérdida de 3,5 por ciento en Hong Kong y de 2,4 por ciento en Shanghai. Más tarde, en Europa, la única Bolsa que cerró en positivo fue Londres, donde después de muchos altibajos el índice Footsie 100 marcó un leve positivo de 0,02.