ECONOMíA › REPORTAJE A AMADO BOUDOU, TITULAR DE LA ANSES
En una entrevista, el titular de la Anses explica cómo usará el Gobierno la plata de los jubilados. Con esos recursos en manos privadas, asegura, el impacto de la crisis hubiera sido mucho más dramático.
› Por David Cufré
“Nosotros invertimos en generación eléctrica, en rutas y viviendas. Las AFJP ponían la plata para un country o la mandaban al exterior”, define Amado Boudou, titular de la Anses, en este reportaje con Página/12. El funcionario defiende la acción del Estado para rescatar a empresas en problemas con la plata de los jubilados y asegura que si esos recursos siguieran en manos de las administradoras privadas, el impacto de la crisis internacional sobre la economía argentina hubiera sido mucho más dramático. También revela que el organismo a su cargo acumulará este año un superávit de entre 12.000 y 13.000 millones de pesos, que sumará a un stock de ahorros que ya cuenta con otros 100.000 millones. “Fijamos un esquema de movilidad para que nunca más haya rebajas de jubilaciones”, promete.
–Muchos jubilados ven que la Anses invierte cientos de millones de pesos en distintas ramas de la economía y se preguntan si no hay plata para aumentarles los haberes.
–Los jubilados saben que este gobierno trabajó y trabaja como ningún otro para mejorarles su situación. Es un sector que en 2003 estaba en un estado desastroso y que de a poco fuimos recomponiendo: volvimos a aumentar las jubilaciones después de casi quince años que estuvieron congeladas, fijamos por ley un esquema de movilidad para que nunca más haya rebajas como las que impuso la Alianza, del 13 por ciento. Si hoy tenemos superávit es porque hicimos las cosas bien. La mínima subió más que cualquier otra variable de la economía: más que los precios, más que el dólar, más que los salarios, más que la recaudación.
–Pero se produjo un achatamiento de la pirámide salarial.
–El achatamiento fue porque subimos el piso, no porque hayamos bajado el techo. Es cierto que muchos jubilados hoy cobran la mínima, pero es una mínima mucho mejor que en otros momentos de la Argentina. Un jubilado que en 2003 ganaba 350 pesos, cuando la mínima era de 150, hoy cobra la mínima de 815 pesos. Si les hubiéramos aumentado a todos por igual, sin privilegiar a los de abajo, esa persona hoy ganaría 500 o 600 pesos. Entonces qué le conviene más, ganar 815 y estar en la mínima o haber seguido con una diferencia respecto de los que menos cobraban y ganar 500 o 600 pesos.
–¿A cuánto llegará este año el superávit de la Anses y cuánto hay acumulado de los últimos años?
–Este año tendremos excedentes por entre 12.000 y 13.000 millones de pesos. El stock ahorrado en el Fondo de Sustentabilidad de las Jubilaciones es algo menos de 100.000 millones de pesos.
–¿Y cuánto gasta la Anses al año en el pago de jubilaciones y pensiones?
–Unos 90.000 millones de pesos. Por eso, no hay que confundir el stock con el flujo. Si gastáramos todo el stock de una vez, se agotaría y ya no tendríamos un reaseguro para cubrirnos si el flujo de ingresos y egresos no alcanzara para pagar las jubilaciones. El stock es un ahorro.
–¿Cuál es el objetivo de las inversiones de la Anses, aumentar la rentabilidad del fondo o sostener a sectores de la economía aunque la inversión no arroje una ganancia financiera?
–Las inversiones se deciden con la filosofía de un sistema previsional, no de un fondo financiero. Esto qué significa en términos prácticos: que cuando elegimos una inversión pensamos en cuánto empleo genera, más allá de la tasa de interés. Esto es muy importante porque el verdadero funcionamiento de largo plazo de un sistema previsional tiene que ver con la recaudación de aportes y contribuciones. Además, para el Gobierno es trascendente el valor del empleo como factor de cohesión social y de progreso individual. No puede haber un sistema jubilatorio sin empleo formal. Pero estoy convencido de que tampoco puede haber un país y mucho menos una democracia sin empleo formal.
–¿Cuál hubiera sido el impacto de la crisis internacional si el Estado no hubiera recuperado el dinero que administraban las AFJP?
–Para nosotros fue una medida de carácter previsional. Ahora, además, tuvo un impacto financiero. Si siguieran las AFJP sería un drama. Primero, para las personas que se hubieran jubilado en este tiempo, ya que sus fondos no valdrían nada. Tomemos por ejemplo la acción del Citibank: valía 60 dólares y por la crisis llegó a caer a menos de un dólar, y ahora se está recuperando y está alrededor de 6 o 7 dólares. Imagínense lo que hubiera sido eso en términos del ingreso previsional de una persona.
–¿Y para la economía en general?
–Recuperamos una herramienta fundamental para que el Estado actúe de manera contracíclica frente a la crisis. Es lo que está permitiendo a la Argentina capear el temporal de forma impensada. Ya sabemos lo que pasaba antes cuando venían las crisis internacionales: se disparaba el desempleo, se bajaban las jubilaciones, se achicaba el gasto público, se aumentaban los impuestos, y todo eso profundizaba la crisis. La última vez lo vivimos con la Alianza. Está gravado en la memoria colectiva de los argentinos. Todo ese desastre ahora no lo pasamos.
–La oposición acusa a la Anses de ser discrecional en el manejo de las inversiones.
–Discrecionales eran las AFJP y no decían nada. Eran arbitrarias, tenían comportamiento de manada. Por qué invertían sólo en cinco o seis empresas en la Bolsa, por qué ponían plata para construir un country y no para financiar un plan de viviendas, como hacemos hoy. O un plan de rutas o un plan energético. No-sotros estamos invirtiendo en Atucha, en la central de generación de energía de Pilar en Córdoba. Es el ahorro de los argentinos y nosotros pensamos que debe invertirse con un sentido nacional, estratégico. El otro día estábamos con el ministro De Vido en Atucha para la incorporación de una turbina que va a generar energía y allí había piezas que se compraron por última vez a mediados de los ’80. Tuvieron que pasar más de veinte años para que un gobierno tomara la decisión estratégica de seguir con un proyecto que jamás debió abandonarse. Estas son las cosas que no hubieran pasado de haber seguido las AFJP.
–También se le critica a la Anses que use el dinero de los jubilados para financiar al Estado.
–La economía es un todo, y la verdad es que las AFJP lo venían haciendo desde un principio. Más del 55 por ciento del stock de inversiones de las AFJP estaba en títulos públicos. Está claro que el circuito hoy es mucho más transparente y mucho menos oneroso que en la época de las AFJP. Antes era una verdadera calesita: la AFIP recaudaba los aportes de los trabajadores argentinos, se daba vuelta y se los pasaba a las AFJP. Las AFJP se daban vuelta y le prestaban esa plata al Estado, con unos intereses usurarios. Y en el medio, las AFJP se apropiaban de una porción del dinero de la gente en comisiones. Bajo el gobierno de la Alianza las comisiones llegaron a representar el 40 por ciento de los aportes.
–¿A qué atribuye la resistencia de las cámaras patronales al ingreso del Estado en los directorios de las empresas?
–Nosotros recibimos acciones de un grupo de empresas por decisiones de inversión que habían tomado las AFJP. La ley argentina y la lógica económica establecen que los accionistas minoritarios tienen derecho a representación en los directorios para defender sus intereses. Está claro que no podemos no participar de estas empresas para defender el dinero de los trabajadores que administra la Anses. Es un proceso armónico, que está funcionando adecuadamente. Nos pintaban como un cuco, como un problema, y la verdad es que no estamos teniendo inconvenientes.
–Enrique Wagner, de la Cámara de la Construcción, dijo que hay que tener cuidado con el avance del Estado. ¿Lo entiende como algo ideológico?
–Si es ideológico, deberían estar a favor, porque lo que se está viendo es que las sociedades anónimas funcionan como corresponde. Una sociedad anónima qué es: una empresa donde hay mucha gente que aporta capital sin tomar parte de las decisiones principales, que corresponden al socio controlante. Eso es lo que ocurre en estos casos.
–¿Cuál es el rol de los directores estatales?
–Es llevar la voz de un socio, que es el Gobierno por los recursos que administra de los trabajadores, en el interior de las empresas. Esa voz estará orientada a temas macroeconómicos: a que quede clara la importancia de la inversión, el sostenimiento de los puestos de trabajo, el desarrollo. La función del Estado no es tomar decisiones empresarias, pero sí que las decisiones empresarias tengan un marco conceptual asociado a aquellos objetivos estratégicos.
–¿Cuál es el criterio para elegir qué empresas rescata la Anses?
–Otra vez, su impacto sobre el empleo. Cuando se mira la destrucción neta de puestos de trabajo en Estados Unidos, España o Brasil, en una crisis global de la que no se salva nadie, y se compara con la performance que está teniendo la Argentina, la diferencia es notable. Esto no hay que perderlo de vista. Es el efecto concreto de políticas contracíclicas.
–¿Un productor del interior tiene el mismo acceso a la ayuda de la Anses que, por ejemplo, la papelera Massuh?
–Por lo pronto puede llegar mucho más fácil que lo que llegaba a una AFJP. Antes ni lo atendían. Las AFJP solamente colocaban la plata en el sistema financiero y en empresas del exterior. Por ley estaban obligadas a destinar el 5 por ciento del total de los recursos administrados en el sector real de la economía. Sabe cuánto colocaron, menos del uno por ciento. Nosotros estamos haciendo el máximo esfuerzo para que la plata llegue a la economía real. Y en el caso de Massuh, es una empresa con 600 empleados, que se dedica a una actividad con una configuración de mercado de bastantes pocos actores. También hay que ver quién está detrás de las críticas. Cuando dicen no ayuden a tal empresa o no se metan porque el Estado va a hacer un desastre, hay que ver que muchas veces las voces no son transparentes, que están resguardando intereses.
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