ECONOMíA › EL ALINEAMIENTO EMPRESARIO CONTRA EL GOBIERNO. QUIENES SON, POR QUE SE ENFRENTAN. QUE DEFIENDEN
Fueron los que más ganaron con el cambio de modelo económico en 2003, pero hoy lo enfrentan. La cúpula empresaria juega a una oposición fuerte en plena campaña, buscando condicionar las políticas de los próximos dos años.
› Por Raúl Dellatorre
Así como en 2008 las entidades rurales les “robaron” el protagonismo a los partidos y alianzas políticas que pretendían referenciarse como eje de la oposición, en las vísperas de estas elecciones otro sector empresario, con la Unión Industrial Argentina a la cabeza, se erigió en el sector que confronta más duro con el Gobierno y su modelo económico. Las listas oficiales y sus principales candidatos intentan imponer el slogan de que “es el modelo económico lo que está en debate”, adjudicándoles a los principales grupos de oposición (derecha y centroderecha) la intención de volver a las condiciones económico-sociales de los ’90. Frente a este de-safío, quien recogió el guante y aceptó el duelo es el establishment local que, como no sucedía desde hace tiempo, ha logrado unificar discurso y posturas públicas. Si es el modelo el que está en juego, ellos, el establishment, tienen algo que decir. Algo que le “marque la cancha” al Gobierno sobre “lo que se puede o no se puede” hacer. Cierto sector de la oposición, dócilmente, los acompaña.
¿Le fue mal a la cúpula empresaria con “este modelo” en los últimos seis años? No, para nada, y hay estudios oficiales e independientes que lo corroboran. Los sectores más concentrados de la industria, el agro y las finanzas han obtenido elevadas rentabilidades entre 2003 y 2008. Ni siquiera los bancos, con el desprestigio de arrastre y el “cambio de paradigma” de una economía basada en la renta financiera especulativa en los ’90 a otra que puso el acento en la producción física desde 2003 para acá, quedaron al margen de una rápida recomposición de ganancias sin grandes esfuerzos ni inventiva.
Hay un dato más elocuente, y es que si se comparan las ganancias y precios relativos de diferentes sectores, se observa que, cuanto más concentrados, mayores beneficios recogieron. Ejemplos: las industrias química y siderúrgica triplican, en términos relativos, la relación de ingresos que tenían con respecto a los asalariados hace un lustro. Otros sectores más vinculados al sector pymes (textiles, industria metalmecánica) están en un rango mucho más cercano a los asalariados. Por encima, pero por poco. Es decir, que en un modelo que creó empleo, creó riqueza, en el que todos ganaron, los sectores más concentrados, el establishment, ganaron más que todos. Entonces, ¿de qué se quejan? ¿Por qué se ponen en la vereda de enfrente al Gobierno?
“Fueron muy buenos años para ellos, y por eso presionan, para no perderlos”, fue la respuesta que, entre irónica y reveladora, le dio a este diario un preciso analista del sector empresario, con años de experiencia y pulseadas en ese mundo. Los grupos de poder económico advierten que en estos días se define la orientación de la política económica por lo menos de los próximos dos años (en esto coinciden con el gobierno), pero advierten que el gobierno se está viendo tentado a echar mano de instrumentos de mayor intervención del Estado, como fue la eliminación del sistema de las AFJP y la política activa que se está dando con los fondos administrados ahora por la Anses. No quieren ver avanzar esta tendencia, por eso confrontan.
“El planteo de sacar a Venezuela del Mercosur, en boca de dirigentes empresarios, es una abstracción, no tiene más sentido que marcarle la cancha al Gobierno, advertirle: ¡Ojo! Para ahí, no”, comentó el mismo especialista en psicología empresaria. Pero, ¿corre peligro el establishment de perder poder en los próximos años? “Cuando el Estado se mete y reparte poder económico, el establishment tiene la sensación de peligro, y reacciona.”
La “defensa” de Techint en Venezuela fue la excusa. El grupo de la familia Rocca salió más que conforme de la negociación por la expropiación de Sidor, que le dejó 1970 millones de dólares a favor cuando hace un año negociaba por recuperar entre 800 y 1200 millones (la primera oferta que recibió no superaba los 600). La pérdida a manos privadas de las dos productoras de insumos con materia prima de Sidor era una consecuencia conocida. Y sin embargo, la determinación fue tomada como un insulto a la bandera nacional por el empresariado local. Detrás de la “lógica” reacción de la UIA, CERA (cámara de exportadores), CAC (cámara de comercio), Bolsa de Comercio y AEA (asociación empresaria), se alinearon rápidamente los banqueros y ruralistas. De las primeras cinco no hay sorpresa, en todas domina Techint por los aportes e influencia que maneja. Los demás son socios políticos y económicos, con una relación más estable y permanente que la que pueden mantener con el propio gobierno.
No son todo el empresariado, pero sí el más poderoso. Su voz suena más fuerte que la de los disidentes, los que expresan intereses diferentes. La semana pasada se reunió en Buenos Aires un foro de empresarios pymes latinoamericanos, organizado por el SELA (Sistema Económico Latinoamericano, depende de Cepal) y la CEEN (Centro de Entidades Empresarias Nacionales), pare debatir sobre los desafíos de la región para un modelo de desarrollo inclusivo. Hubo muchas coincidencias, sobre todo en los obstáculos que enfrenta cada país, entre ellos la excesiva concentración de poder económico. Su presencia pasó inadvertida, hasta para el propio gobierno. A la hora de comunicar, el establishment también domina.
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