ECONOMíA › EVALUACIóN DE OBAMA EN EL PRIMER ANIVERSARIO DEL COLAPSO DEL SISTEMA BANCARIO ESTADOUNIDENSE
El mercado financiero poco y nada ha cambiado pese a la devastadora crisis de la burbuja hipotecaria. Obama dice que los bancos tienen una deuda con los estadounidenses.
› Por Cristian Carrillo
El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció ayer más controles para el sistema financiero. A un año de la quiebra del grupo de inversión Lehman Brothers, el mandatario aseguró que no se aprovecharon las enseñanzas que dejó la crisis de las hipotecas subprime. “En vez de aprender las lecciones de Lehman y de la crisis, de la que estamos poco a poco recuperándonos, han decidido ignorarlas”, dijo Obama durante un discurso en el Federal Hall de Nueva York. La desaparición del holding financiero, el 15 de septiembre del año pasado, desencadenó una corrida contra el sistema financiero que le costó al Estado norteamericano 3,6 billones de dólares en préstamos oficiales y el cierre de 92 bancos regionales. “Muchas de las firmas que están volviendo ahora a la prosperidad tienen una deuda con los estadounidenses”, agregó Obama. Los analistas del sector reconocen que esos megarrescates generaron más concentración bancaria, incluso mayor que la que se exhibía en 2007. Entre las reformas que ratificó el mandatario, hizo hincapié en un mayor resguardo a los consumidores.
Un día como hoy, pero doce meses atrás, el gobierno estadounidense decidía dejar caer a Lehman. Durante el fin de semana previo, el entonces secretario del Tesoro, Henry Paulson, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, se reunieron con un grupo asesor conformado por 20 banqueros para decidir si lo rescataban o no. Un memorándum interno de la firma enviado a los funcionarios en ese momento aseguraba que su quiebra iba a afectar a “todas las instituciones financieras”. Todavía sigue abierta la discusión acerca de si fue acertada la decisión. Con el anuncio de la bancarrota de Lehman Brothers se inició una corrida especulativa y de descapitalización de todo el sistema financiero estadounidense. Según cálculos oficiales, Estados Unidos perdió una media de 700.000 empleos mensuales desde inicios de año y elevó su déficit en más tres billones de dólares.
Posteriormente a esta caída, el gobierno estadounidense llevó a cabo rescates multimillonarios para contener las expectativas. Sin embargo, no logró recomponer la relación con el mercado. “La crisis rompió la confianza doméstica y de negocio del mundo”, aseguró Bernanke en un discurso, el 21 de agosto de 2008, en Jackson Hole, Wyoming. Las acciones que siguieron en la agenda del gobierno apuntaron todas en la misma dirección: generar nuevamente confianza en el mercado estadounidense. En su carácter de prestamista de última instancia, la Fed duplicó sus préstamos en dólares en todo el mundo.
“Hace un año experimentamos cómo el mercado se puede equivocar y cómo la falta de reglas de sentido común puede llevar a excesos y abusos”, manifestó el presidente estadounidense. El mandatario aseguró que “algunos en la industria financiera están interpretando este momento de manera equivocada”. Las medidas oficiales no fueron todas en la dirección correcta. En lugar de atomizar el mercado bancario, el respaldo que se brindó a las instituciones de mayor envergadura provocó una fuerte concentración, como en el caso del Bank of America y el Citigroup. Tras recibir miles de millones de dólares en incentivos fiscales y garantías de préstamos, emergieron con mayor participación en el mercado. “Se necesitan reglas fuertes para prevenir que de nuevo se produzcan estos riesgos sistémicos”, señaló Obama, y recordó que esta situación de protagonismo de algunas entidades se logró con dinero de los contribuyentes.
Junto a las inyecciones de liquidez, se delineó una reforma integral del sistema financiero dentro del país. En esa iniciativa se sumaron los países del G-20. Ayer Obama exhortó a los representantes de este grupo de naciones, que se reúnen la semana próxima en Pittsburgh, a realizar una “reforma seria”. Con ese objetivo, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ya mantuvo una serie de encuentros con sus pares internacionales. En lo local, adelantó reformas para evitar similares situaciones de colapso que “se convertirán en ley”. De todos modos, pidió a los mercados responsabilidad, independientemente de las leyes y las regulaciones que se proclamen en el Parlamento. “Para lograr esa recuperación de la confianza que el sistema necesita, no hay que esperar a que haya legislación por parte del Congreso”, dijo Obama.
También se dirigió a las autoridades reguladoras, a las que solicitó mayor esfuerzo para restaurar la confianza en el mercado, y prometió que desde Washington se aportará un marco regulador más estricto. “Lo que hay que hacer es recuperar la capacidad para asumir la responsabilidad, incluso cuando ello es difícil. Aquí, en Wall Street, ustedes tienen una responsabilidad”, afirmó Obama al dirigirse a una audiencia de financieros y legisladores en el Federal Hall. El mandatario adelantó que se propone lanzar “la más ambiciosa revisión del sistema financiero desde la Gran Depresión”. “Queremos reglas claras para promocionar la transparencia y la asunción de responsabilidad”, agregó. Entre las nuevas propuestas que dio a conocer se destaca la creación de una agencia de protección al consumidor, que ayudará a cumplir el nuevo marco regulatorio y proporcionará información clara y concisa, al tiempo que prevendrá abusos.
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