ECONOMíA › SORPRENDENTE CAíDA EN LOS íNDICES DE POBREZA E INDIGENCIA
El Indec estimó que la pobreza en el primer semestre bajó al 13,9 por ciento y la indigencia, a 4. En medio de la crisis, llamativa mejora en los indicadores sociales.
› Por Tomás Lukin
La pobreza e indigencia, medidas por el Indec, volvieron a caer en el primer semestre del año. Los nuevos datos están en sintonía con las cuestionadas cifras que viene difundiendo el organismo oficial en materia de inflación y mejoras salariales. Los problemas en la medición de precios impactan directamente en la valorización de la canasta de alimentos que se utiliza para estimar los indicadores sociales. Los datos que el conjunto de las estadísticas públicas convalidan son llamativos en un escenario de desaceleración económica, alza en el desempleo y la subocupación, así como el incremento en el precio de varios productos que componen la canasta básica. Según el Indec, la pobreza alcanza al 13,9 por ciento de la población y la indigencia al 4 por ciento. Las estimaciones privadas, con sus limitaciones metodológicas, superan significativamente los cálculos del organismo estadístico. Más allá de las distintas críticas que recaen sobre la medición, la pobreza se mantiene en niveles elevados en términos históricos.
En la comparación interanual, las cifras oficiales reflejan una caída de 3,9 puntos porcentuales en la pobreza desde el 17,8 registrado durante los primeros seis meses del año pasado. Para la indigencia, la reducción fue menor, pasó de 5,1 al 4 por ciento. Así, 3.429.000 millones de personas se ubicaron por debajo de la línea de la pobreza, de los cuales 995 mil se encuentran en situación de indigencia.
El fuerte proceso de crecimiento económico, la recuperación del empleo y la sistemática reducción de la desocupación iniciados en 2003 no lograron reducir significativamente la pobreza y la desigualdad. Si bien existen dificultades para comparar los distintos períodos, los datos actuales de pobreza se ubican tres puntos porcentuales por debajo de los mejores registros de la década del noventa, cuando las políticas neoliberales impulsaron el proceso de concentración y exclusión social.
La reducción en los niveles de pobreza e indigencia resulta llamativa en medio de la crisis financiera internacional y la desaceleración en el nivel de actividad doméstica. Entre los primeros semestres de 2006 y 2007, cuando la medición de precios no generaba controversias, la pobreza retrocedió de 31,4 a 23,4 por ciento y la indigencia, de 11,2 a 8,2. En ese período el PIB creció a un ritmo del 8 por ciento y el desempleo cayó desde 10,9 hasta 9,2 por ciento. En el actual escenario, donde se estancó el proceso de crecimiento, crece la puja distributiva y sube levemente el desempleo, es difícil comprender los resultados que arroja el Indec.
En el Gobierno reconocen el déficit en materia social, pero advierten que tras la salida de la convertibilidad la pobreza abarcaba a más del 50 por ciento de la población y la indigencia rondaba el 30 por ciento. Los datos privados, desde consultoras vinculadas con políticos opositores hasta la CTA, estiman un fuerte deterioro en los indicadores sociales en los últimos semestres. Guillermo Cruces y Leonardo Gasparini del Cedlas calculan que la pobreza no empeoró ni mejoró, desde 2006 hasta el segundo semestre del año pasado. Pero, para los primeros seis meses de 2009, los economistas advierten que “si bien hasta ahora los indicadores no se habían disparado como señalan algunos escenarios privados sino que se habían estancado, con la actual desaceleración económica la pobreza tiene que haber crecido”.
Pese a las mejoras generalizadas registradas por el Indec, la distribución geográfica de la pobreza se mantiene inalterada. En las provincias del Noreste y el Noroeste, todavía se ubica por encima del 20 por ciento. Por fuera de estas regiones, Concordia es el único aglomerado del país con ese comportamiento. En el NEA, el indicador alcanza el 25,6 por ciento y en el NOA sube hasta 20,8 por ciento. Las regiones más afectadas continúan siendo Gran Resistencia, Posadas, Corrientes y Santiago del Estero-La Banda.
En el Gran Buenos Aires, la pobreza descendió hasta 12,4 por ciento, mientras que en la ciudad de Buenos Aires se mantuvo sin cambios en 7,3. En los partidos del conurbano cedió hasta 14 por ciento. La región patagónica, Gran Rosario y San Nicolás-Villa Constitución registraron leves incrementos en la cantidad de personas en esa situación. Para las estadísticas oficiales, la pobreza cedió en Jujuy-Palpalá desde 30 por ciento hasta 17,1 por ciento. Algo similar registró en Salta.
A mediados de agosto el DT del Indec, Norberto Itzcovich, señaló que en el organismo estaban analizando la posibilidad de modificar la actual medición de la pobreza: “La metodología es de la década del noventa y fue impuesta por la Cepal, a partir de medir únicamente los ingresos monetarios de las personas”, explicó entonces el funcionario, que no especificó qué otras variables contemplaría la alternativa. Itzcovich apuntó que la Canasta Básica Total, que se utiliza como umbral de pobreza, “no se valoriza a los precios actuales, sino que se traen los valores desde 1985. Por eso algunos pueden no sentirse representados”, dijo refiriéndose, supuestamente, a las ponderaciones. En el primer semestre la CBT acumuló un incremento de 2,8 por ciento. Varios especialistas celebran la intención de actualizar las mediciones, pero advierten que los principales problemas no son metodológicos.
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