ECONOMíA › TRAZOS FINALES AL PLAN DE AEROLINEAS PARA LOS PROXIMOS CINCO AÑOS
Con cierto atraso respecto de lo previsto, las autoridades de la línea de bandera llevarán al Congreso nacional el programa con el que esperan salir del delicado momento actual y recuperar prestigio. Equipamiento y tarifas, las claves.
› Por Cledis Candelaresi
A través de Mariano Recalde, el Gobierno se comprometió a enviar al Congreso el 1° de octubre el plan de negocios de Aerolíneas Argentinas y Austral, orientado por la meta de fulminar el actual déficit en cinco años. Cómo logrará ese difícil cometido todavía es un misterio. El titular de Aerolíneas estuvo el martes reunido con algunos diputados del oficialismo a quienes les transmitió los avances del trabajo y, fundamentalmente, los puntos todavía irresueltos, como el fin de la dilatada negociación para comprar algunos aviones de Airbus. Los desafíos se multiplican. Ayer mismo, el joven conductor de la empresa en vías de reestatización reunió a todos sus gerentes del exterior: la idea es transparentar las cuentas de cada una de las delegaciones.
“Fue una reunión protocolar”, minimizan desde la conducción de la compañía. Sin embargo, no hay un solo ítem de la actividad que no tenga algún costado controvertido o que no amerite ser analizado en detalle. Hace varias semanas le llegaron a Recalde algunas noticias urticantes sobre el manejo de las delegaciones, como que uno de los encargados externos es dueño de una operadora turística que suele derivar viajes a las competidoras de Aerolíneas. Aunque la empresa fue disminuyendo sus vuelos al exterior, aún tiene representaciones en varios países desde los cuales se venden pasajes y, en algunos casos, con una buena performance comercial. Ahora todo está siendo revisado minuciosamente.
Este punto es, sin embargo, casi una cuestión anecdótica en la caldeada agenda de la empresa. La acción medular para conseguir un superávit será renovar la flota, tal como puntualizó ayer Recalde, explicando que los aviones nuevos consumen menos combustible. El otro argumento expuesto por el funcionario es que “las tarifas están muy baratas”. Una y otra cosa prometen solucionarse, aunque con acciones quizás excesivamente lentas.
El acuerdo con Embraer para la compra de veinte aviones, anunciado meses atrás por el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, siguió discutiéndose y todavía falta pulirlo. Aun así, Recalde ayer destacó que se consiguieron “excelentes condiciones financieras” para la operación cercana a los 700 millones de dólares, que sería cofinanciada por el brasileño Bndes y el Nación. Y cuyo resultado se vería en julio, cuando llegue la primera unidad.
Menos firme aún está el acuerdo con Airbus que Recalde, el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, y el encargado de legales de Planificación, Rafael Llorens, estuvieron tratando de cerrar este fin de semana en España. El paquete de aviones –que serían básicamente utilizados para vuelos internacionales– se redujo de los treinta y cinco que se previó originalmente a trece, quizás más acorde a un diagrama de rutas al exterior limitado, que aspira a recuperarse gradualmente.
La gestión estatal intenta promover el reingreso de la empresa al clearing internacional a través de IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo), de la que Aerolíneas fue excluida por falta de pago cuando la gerenciaba Iberia. Pero ni esto alcanza para ahuyentar el fantasma del colapso.
Aerolíneas espera que Transporte autorice una suba de la banda tarifaria para los pasajes de vuelos que cubren de 800 kilómetros en adelante (quedaría excluida Córdoba, una de las principales rutas de cabotaje). El reajuste estaría cercano al 15 por ciento y traería cierto alivio no sólo a la caja de la empresa, sino a sus competidoras en el mercado doméstico, operando también con dificultades. Sol y Andes tienen (o tuvieron, según el tramo) subsidio de gobiernos provinciales. Ni LAN, cuya participación en el mercado viene en crecimiento, tiene números azules.
Recalde y Schiavi fueron el martes al Parlamento para explicar a diputados oficialistas, como Mariano West y Alejandro Rossi, los grandes trazos del plan oficial para el próximo lustro, presentación que ya debería haberse hecho al Parlamento, según ordena la ley. Pero el trabajo político previo está justificado: el oficialismo deberá enfrentarse al mal ánimo en la oposición por el manejo de la aerolínea de bandera desde la declaración de su reestatización hasta acá.
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