“Estoy en la misma situación que Carlos Cheppi”, había asegurado a Página/12, dos semanas atrás, el ahora ex secretario de Industria Fernando Fraguío. No mintió. Un día después de la creación del Ministerio de Agricultura la Presidenta le aceptó la renuncia. En su reemplazo asumirá la próxima semana Eduardo Bianchi, actual subsecretario de Política y Gestión Comercial. En el Gobierno sostienen que la designación de un hombre de confianza le permite a la ministra de Producción, Débora Giorgi, terminar de armar un equipo propio y consolidarse en un momento en el que se reduce su área de influencia. Con el reciente reordenamiento en el gabinete, la cartera que conduce Giorgi pasará a llamarse Ministerio de Industria y Turismo.

En el entorno de Fraguío explicaron a este diario que “su salida no tiene que ver con ninguna fisura, era hora de hacer cambios, de refrescar la gestión. Se elige este momento para aprovechar la salida de Agricultura y fortalecer el ministerio”. El cambio en el equipo se venía barajando hace algunas semanas. La creación del Ministerio de Agricultura significó la reducción de la cartera de Producción a la esfera industrial y por eso en el Gobierno explican que la designación de Bianchi, “un hombre de su confianza”, le permite a la ministra terminar de armar un equipo propio y reforzar su posicionamiento.

Cerca de la ministra sostienen que “se había terminado su ciclo” y aseguran que se fue en buenos términos. El ahora ex secretario de Industria era presidente de Iveco y un hombre de confianza del titular de Fiat, Cristiano Rattazzi. Fraguío desembarcó en el Gobierno en diciembre de 2007 con Martín Lousteau y su nombramiento fue considerado un gesto de la Presidenta hacia el sector automotor. “Su popularidad en el gabinete se terminó de erosionar a mediados del año pasado, durante el lockout, y desde hacía tiempo que su capacidad de incidir en las decisiones era limitada”, comentaron desde el Palacio de Hacienda.

El nuevo secretario de Industria, Eduardo Bianchi, es un economista especialista en políticas comerciales. El funcionario ocupó cargos públicos en las segundas y terceras líneas del área de comercio exterior de distintos gobiernos desde mediados de los noventa. Bianchi ya había trabajado dos años junto a Giorgi en la provincia de Buenos Aires entre 2005 y 2007, como subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales.

Desde su desembarco en el Ministerio de Producción, estuvo a cargo de la implementación de las licencias no automáticas para demorar las importaciones que afectan a sectores sensibles. Además, monitoreó de cerca la relación bilateral con Brasil. La titular de la cartera de Producción todavía no decidió quién ocupará la subsecretaría que quedará vacante.

En el rebautizado Ministerio de Industria y Turismo remarcan que, a partir de la salida de Argicultura, “Giorgi tiene su agenda redireccionada”. Tras el último cruce con la UIA (hace dos semanas el presidente de la entidad Héctor Méndez cuestionó “la falta de política industrial”), en el ministerio sostienen que comenzará una nueva etapa de diálogo.

En ese sentido explican que la Presidenta le pidió a Giorgi que analice alternativas para impulsar la ley de reinversión de utilidades, o ley pyme, un antiguo reclamo de los industriales. Esa iniciativa impulsada por Lavagna naufragó en el Congreso hace cinco años y será relanzada por el Ejecutivo. La legislación les permitía a las empresas no pagar el impuesto a las Ganancias durante tres períodos si reinvertían sus utilidades.

Por otro lado, la ministra realizará, con Amado Boudou, el llamado a concurso de la Ley de Promoción de Inversiones por 3600 millones de pesos. Se trata de una controvertida herramienta que, si bien tiene cupos diferenciados para pymes, beneficia a los principales grupos económicos.