ECONOMíA › RUSIA ES UNO DE LOS PRINCIPALES IMPULSORES
› Por Cledis Candelaresi
El anuncio se escuchó ayer en Buenos Aires en boca de un funcionario iraní: los grandes productores de gas del mundo están avanzando en la redacción de los estatutos para conformar una entidad internacional de ese hidrocarburo, semejante a la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP). La intención de esa entidad, a la que también se integrarían las naciones consumidoras, no es sólo regular el flujo del producto, sino básicamente arbitrar para fijar un precio internacional. Rusia es uno de los principales impulsores de esta entidad en gestación, cuya acción influirá también en el mercado local.
Azizollah Ramezani, viceministro y director ejecutivo de la National Iranian Gas Company, lo dijo ayer en la última jornada de la Conferencia Mundial del Gas que durante la semana nucleó a funcionarios y empresarios de más de ochenta países en Buenos Aires. “Ya se han realizado contactos entre los principales productores como Rusia, Irán, Qatar y Nigeria para desarrollar las bases de una organización y ahora se está en el proceso de aprobación de los estatutos”.
Una diferencia clave respecto de la OPEP, modelo para iniciar esta arquitectura institucional, es que el convite se hace extensivo a los consumidores. En esta posición se encuentra Marcel Kramer, miembro de la junta ejecutiva de Nueva Zelanda, quien en el mismo escenario del predio de La Rural celebró esa inclusión como “una movida muy positiva”. No hay duda de que tener participación en una entidad de ese tipo para los países compradores es una ventaja.
La iniciativa, de todos modos, está impulsada por Rusia, dueña de dos tercios de las reservas gasíferas del planeta. Esta abundancia, sumada a su localización geográfica, le dio la posibilidad de constituirse en el principal abastecedor de Europa, que desarrolló una notoria dependencia del gas ruso que le llega por ductos. Pero esta preeminencia energética rusa (con el consecuente impacto político) comenzó a peligrar por el desarrollo del gas natural licuado, que se transporta a través de barcos.
Una modalidad que comenzó a cambiar las pautas del negocio, empezando por el precio del producto, que hoy está relativamente bajo por la menor demanda que generó la crisis económica, pero es diverso, según zonas y condiciones. En la medida en que se lo pueda comprimir y trasladar por agua, el gas es cada vez más un commodity al estilo del petróleo. La formación de una “Opep gasífera” arbitraría en este mercado con el fin de garantizar la continuidad del suministro y la fijación de un precio que armonice los complejos intereses en juego.
Valery Yazev, vicepresidente del Parlamento de la Federación Rusa y titular de la Asociación Rusa del Gas, clamó desde la misma tribuna de la Conferencia por “un código global, con instituciones globales y con el eventual auspicio de las Naciones Unidas”. Una eventual protección frente a un mercado cada vez más grande y competitivo. Con el uso de nuevas tecnologías a aplicar, Estados Unidos está logrando incrementar de modo notorio sus reservas, a semejanza de lo que ocurre con Brasil, que emergió como potencia hidrocarburífera. Nuevos actores y rivales de peso, en un mundo que cada vez demandará más producto.
Argentina no será ajena a esa realidad, en particular si se considera que de no aumentar rápida y drásticamente sus reservas, está condenada a importar cada vez más gas, quedando sujeta a los designios del mercado o al arbitrio de la futura Organización en estado germinal.
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