En noviembre del año pasado, los salarios subieron uno por ciento en promedio y acumularon un incremento del 14,2 por ciento en once meses. Para las estadísticas del Indec, el alza estuvo liderada por las remuneraciones de los trabajadores del sector privado no registrado: 2,7 por ciento en el mes y 16,4 en el año. Más allá de estas mejoras, los trabajadores en negro son los más vulnerables, perciben salarios 40 por ciento inferiores a la media y tienen un reducido poder de negociación. La fortaleza en la evolución de los salarios de este sector –el 36 por ciento de los trabajadores– no responde a una política económica destinada a combatir el flagelo sino a inconsistencias y debilidades metodológicas del indicador, reconocidas por el propio Indec.

El índice de salarios evidencia el impacto de la desaceleración económica con un importante rezago temporal. Los salarios del sector privado registrado subieron 0,8 por ciento en noviembre y 14,8 en el período enero-noviembre. En el sector público, las remuneraciones no mostraron variación en noviembre y acumulan un alza de 11,2 por ciento en los primeros once meses de 2009.

Por otro lado, la mejora promedio de los salarios durante los primeros once meses del año, 14,2 por ciento, más que duplica el incremento oficial de precios. La inflación acumulada entre enero y noviembre de 2009 ascendió, según el Indec, a 5,8 por ciento. De esta forma, los ingresos reales de la población evidenciaron un fuerte incremento. Distintas estimaciones privadas ubican el alza de precios alrededor del 15 por ciento. Si se toman en cuenta estos datos, los ingresos de la población habrían sufrido una leve caída.

El incremento promedio en el salario de los trabajadores registrados en las últimas negociaciones colectivas rondó el 20 por ciento. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, aseguró que durante el año pasado, en plena crisis económica internacional, “la conflictividad gremial ha sido muy normal en términos de cantidad y de la intensidad de los conflictos”, y puntualizó que “los números son similares a los de 2008 y 2007”.

En cuanto a la medición de los salarios de los trabajadores informales, el hecho de que estos empleados sean los que tienen menor poder de negociación torna inconsistente el resultado observado en el informe del Indec para este sector. El cuestionamiento en este caso no es por una supuesta manipulación de los datos sino que los mismos funcionarios del organismo estadístico apuntan a la forma de cálculo. Los datos para el sector registrado se recolectan a partir de una encuesta mensual a empresas, mientras que los de los trabajadores informales se estiman con la información disponible en la Encuesta Permanente de Hogares.

Aunque existen algunas herramientas para defender sus ingresos como el Salario Mínimo Vital y Móvil, y transferencias directas como la extensión del sistema de asignaciones familiares, los puestos de trabajo informales son los que primero se destruyen en una crisis y los trabajadores no están organizados para defender sus salarios. Por eso es llamativo que encabecen las mejoras en lo que va del año. Además, la primera y única caída en el año de sus salarios se registró en octubre. Esa situación tampoco resulta convincente.